Como sabéis el jueves es el día, a las 20:00 h en San Agustín, nuestro predicador es Fray Antonio Larios Ramos. Os dejo su currículum, realmente interesante. Recordad que luego tendremos una copa en los salones de los padres agustinos.
FRAY Antonio Larios Ramos es dominico. (ALHAMA DE GRANADA, 12 de febrero de 1945).
Bachiller en los Institutos "Padre Suárez" (Granada) y en el nº 1º de Ciudad Real.
Estudió Filosofía y Teología en Studium Generale de los Dominicos de Andalucía, Granada y en la Facultad de Teología de San Vicente Ferrer (Torrente, Valencia) y en las Universidades de Santo Tomás (Angelicum) y Gregoriana de Roma.
Ordenado sacerdote en Granada por don Emilio Benavent (20 de Septiembre de 1969)
Es Licenciado en Historia Civil por la Universidad de Granada y en Historia Eclesiástica por la Universidad Gregoriana de Roma.
Ha sido profesor de Historia de la Iglesia en distintos centros eclesiásticos: Centro de Estudios Teológico de Sevilla, Instituto de Teología de Granada y Profesor invitado en la Facultad de Teología Saint Vicent de Paul (Boyton Beach) Florida, Usa.
Desde 1979 es profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla. Adscrito al Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales.
OTRAS ACTIVIDADES
Ha impartido cursos sobre Historia de la Iglesia en América en distintos Centros de España y de América.
Secretario de la Fundación "Bartolomé de Las Casas" de Sevilla, que organizó los Congresos I y III sobre Los Dominicos y el Nuevo Mundo, así como la preparación de la edición crítica de las Obras completas de Fray Bartolomé de Las Casas.
Director de la Escuela Superior de Ciencias de la Familia agregada a la Universidad Pontificia de Salamanca, de Sevilla, 1995-2004. Director de la Escuela Superior de Ciencias de la Familia agregada a la Universidad Pontificia de Salamanca, de Sevilla, 1995-2004.
Director de la revista Communio, 1997-2008
Coordinador del Área de Religión de la Enciclopedia General de Andalucía, publicada por Comunicación y Turismo, Málaga 2004.
Archivero del Archivo provincial de los Dominicos de Andalucía Sevilla,
I. PUBLICACIONES DE LIBROS
1. Los Dominicos de Andalucía en la España Contemporánea, 2 Vol. Salamanca, 2002
2. Expansión de los Dominicos en América y En defensa de los Indios, en la Biblioteca de Cultura Andaluza, Sevilla, 1987.
3 Quaestio Theologalis, en Obras Completas, vol. 12, de Bartolomé de las Casas, Alianza editorial, Madrid, 1990.
II. ARTICULOS DE REVISTAS
P. Las Casas y la política de los derechos humanos, Communio VII, 1974, págs 189-209.
Evangelización y combate por la justicia, Communio, XVIII, 1985 págs 127-154.
El convento de Santa Cruz la Real de Granada en la época de Fray Luís, Communio 1990, pp. 233-250
Torquemada y la Inquisición moderna, en Los Inquisidores, obra en colaboración, Fundación "Sancho el Sabio", Vitoria 1993, págs 62-102.
La Restauración de la Provincia de Andalucía, en Centenario de la Restauración (1897-1997) Grágicas Anarol, Málaga, pp. 12-20.
Los dominicos y Almería, en Provincia de Andalucía, O.P., Clausura del Centenario de la Restauración, Sevilla 1999, pp. 33-50.
El monacato andaluz. Su influencia en la España mozárabe I, Communio, XXXVII, 2004, 5-46.
Los dominicos y la inquisición en España, Portugal y América, Communio, XXXVII, 2004, 199-251
IV. PARTICIPACION EN CICLOS DE CONFERENCIAS Y CONGRESOS:
Ha participado en ciclos de conferencia y en Congresos sobre temas relativos a su especialidad, sobre todo, y más en concreto sobre los Dominicos en Andalucía
El Colegio de Santo Tomás, fundación de Diego de Deza, Colegio de Santo Tomás, Sevilla, 28 de enero, 1982.
Fray Alonso de Santo Tomás, dominico, Ciclo de conferencias con motivo del III centenario, Universidad de la Axarquía, 16 de octubre 1992.
Dominicos en Cuba: La Universidad de San Jerónimo, en III reunión de historiadores dominicos del Caribe, Bayamón, P.R., 1987.
Fray Luís y los dominicos en la Granada del siglo XVI, Sala de conferencias, Caja de Ahorros, Granada, 1987.
La estancia cordobesa de Fray Luís de Granada, en ciclo de conferencias con motivo del IV Centenario de su nacimiento, en la Obra cultural de Caja Sur, abril, Córdoba 1989.
La restauración de los Dominicos en Andalucía: El momento histórico de la Restauración. Acto inaugural del Centenario de la Restauración de la Provincia de Andalucía. Cádiz, diciembre 1997.
Los dominicos y Almería; ciclo de conferencias con motivo de la restauración.
Sevilla y los dominicos, ciclo sobre Sevilla y las órdenes religiosas, Ateneo de Sevilla, 5 de Noviembre de 2002.
Bartolomé de las Casas, obispo y santo, Sevilla, 10 de Diciembre de 2002.
EN SEVILLA, DONDE RESIDE, ES LLAMADO A PREDICAR LOS CULTOS DE LAS COFRADIAS, ADEMAS DE IMPARTIR TEMAS DE FORMACION AL MUNDO COFRADE.
martes, 29 de abril de 2008
XXVI Consideraciones en torno a la Cruz.
viernes, 18 de abril de 2008
ESTAUROTECAS (XXI) (Por Pedro Matías)
Estauroteca Catedral de Sevilla.
La Cruz Relicario del Lignum Crucis está realizada en oro con incrustaciones de cabujones de esmalte, camafeos y piedras preciosas. A los pies de la cruz tiene la representación de la Piedad con José de Arimatea y las Santas Mujeres. Es obra gótica donada a la Catedral por el Cardenal Don Pedro Gómez de Albornoz en 1389
miércoles, 16 de abril de 2008
XXVIª Consideraciones en torno a la cruz
Ha surgido un imprevisto y las Consideraciones en torno a la Cruz las predicará Fray Antonio Larios Ramos O. P., de la Orden de Predicadores Dominicos y Profesor de la Universidad de Sevilla en sustitución a Fray Eugenio Ruiz Prieto, OP, Rector de la Basílica de la Esperanza. La hora sigue siendo la misma, o sea el día 1 de mayo a las 20:00 h. en San Agustín, siendo el ágape en los salones que a tal uso tienen los padres agustinos. El día 3 de Mayo, celebraremos el Culto a la Cruz, a las 20:00 h. en nuestra sede de San Agustín
lunes, 14 de abril de 2008
XXI Exaltación de la Santa Cruz. Año 2003. Por Leopoldo García Sánchez.
Málaga, 01/05/03
XXI EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Hdad. Sacramental y Reales Cofradías Fusionadas.
¡ Oh, Cruz fiel¡ Tú eres, entre todos los árboles el mas ilustre. Ningún bosque ha producido otro semejante en la hoja, en la flor, ni en el fruto.
¡Dulce leño que con dulces clavos sostienen dulce peso!
¡Canta, oh lengua, la victoria del más glorioso combate; di el ilustre triunfo que el Salvador del mundo alcanzó sobre La Cruz, y como venció siendo crucificado!.
Rvdo. Sr. Cura párroco y Director Espiritual.
Sr. Hermano Mayor.
Sres. Hermanos mayores. Miembros de la Junta de Gobierno. Hermanos. Amigos.
Como obligada cortesía, impone la costumbre que a la persona del presentador se aluda en algún momento por el disertador, para agradecerle sus siempre encendidos elogios y la exaltación personal habitualmente exagerada a la que igualmente, por educada ceremonia, el propio presentador se ve obligado a realizar, con más o menos ánimo y fundamento.
Si dirigirme a ti, Federico, lo antepongo a cualquier otra expresión o pensamiento, es porque quiero de alguna forma simbolizar y resaltar que voluntariamente me aparto del cumplimiento de esa obligada y cortés premisa, y públicamente, sin ataduras convencionales, sólo guiado por el cariño y el afecto, con el respeto a quien en ciencia y esencia como profesional me precede en todo, pero con la tranquilidad y la sencillez del que se dirige al auténtico amigo, poner de manifiesto mi agradecimiento, pero también mi reproche a tu falta de objetividad, pues en lo que debía haber sido tu cita con la estricta verdad, te ha vuelto a traicionar una vez mas tu magnánimo corazón, y decirte en andaluz “cerrao”: “ Muchas gracias Federico, gracias, compañero, pero... “!ya te has “pasao” otra vez!”.
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En cierta ocasión me prometí, alejado ya de mi activa presencia cofrade, aunque nunca ajeno al sentir que me invadió desde niño, reservar la palabra en las vitrinas de mis recuerdos y dejar decir, y dejar hacer, a quienes en el presente y en el futuro tienen por naturaleza y juventud mucho aún que construir y que expresar.
Por diversas razones rechacé con anterioridad, en dos ocasiones, ocupar este atril; mas ahora, rompo aquella promesa de forma esporádica y puntual, abriendo este paréntesis, pues en este momento ni puedo ni quiero rechazar la invitación de la Junta de Gobierno de mi querida Cofradía, en la que me precio de tener mis mejores amigos. He aceptado, en primer lugar por agradecimiento a vuestra amistad, y luego porque siento personal obligación movido por el sentir profundo que siempre he dado al auténtico término de Fusionado, y ¿porqué no decirlo..?, coherentemente con ello, porque mi alma me dice que hay momentos en los que el silencio sería como una mentira solitaria y el grito que se pierde clamando mudo una verdad inútil.
No me acercaré a La Cruz con reflexiones teológicas que escapan a mis conocimientos, y que por otra parte han sido expuestas de forma extensa y magnífica por quienes me precedieron entre los que se encuentran doctos teólogos; tampoco lo haré desde perspectivas medicas con el análisis del tremendo e inhumano suplicio físico impuesto por los romanos como brutal y final castigo de los condenados; ni tampoco desde el prisma histórico o desde la recopilación literaria o filosófica que su veneración durante el tiempo ha provocado en la historia de los hombres. Intentarlo sería, sin duda, un osado y estéril atrevimiento. La elevada mística de La Cruz, queda demasiado alta a mi pensamiento. Yo me acercaré a La Cruz que el Fusionado ha de vivir a pie de trono, a pie de calle, desde el dia a dia de su ser cofrade.
Dada pues la parquedad de mis conocimientos, y confesada la imposibilidad de ofreceros con mi palabra auroras azuladas, prometo una singladura corta por el mar de mis recuerdos y vivencias, en él no cabe el engaño porque se hundiría, y así podré esperar al menos vuestro benevolente reconocimiento y la gratitud indulgente de lo que prometo breve.
Y puesto que quiero ser fiel al encargo generosamente hecho, pero fiel igualmente a mi yo profundo, caminaré remontando por las laderas de la memoria como sangre por mis venas, hasta abrirlos como heridas en mi piel, volviendo la mirada a las nubes que pasaron y hoy son surtidores de una lluvia de recuerdos derramados.
Es el camino sencillo el escogido, el de mi propia vivencia, el personal, el emocional, el que fuera una vez deseo en noche de luna y es hoy realidad bajo las cúpulas de “La Manquita”. Es el camino de la oración cuando no hablas con Dios sino cuando intentas escucharlo y despierta en lo sombrío para abrirse en campo verde en primavera.
Sé, que por esa misma referida amistad y por cariño, y porque en cada fusionado hay un templo donde se alberga la benevolencia y la nobleza, (y nada es imposible), perdonareis mis palabras; pero una vez mas, -en otro caso no estaría ahora aquí,- debo ser fiel a mis convicciones. Por ello, mirando a esa Cruz que siente mi ser como negra quemadura próxima, diaria e imborrable, y que al tiempo es bálsamo, verde perfume a romero y esperanza, que anega de tibios susurros mis pensamientos, me atreveré a deciros que hoy y ahora, hemos de pensar en celebrar nuestra tercera fusión, no la que justificaran razones puramente materiales o que impuso la precariedad o el interés, sino la que nace del abrazo fraternal y de la tolerancia, del amor y de la Cruz, del despojarse a diario del egocentrismo y la suficiencia, del parcelismo mental, para abrazar sin reservas la difícil dulzura de lo auténtico, aceptando realmente La Cruz, su fin y su esencia, cumpliendo con el último, único y más difícil mandamiento nacido de la propia voz del Nazareno: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado, pues en eso conocerán que sois mis discípulos”. Esa es la nueva y definitiva Fusión que os propongo celebrar. Esa ha de ser la Tercera Fusión, la definitiva, la verdadera Fusión de Los Fusionados.
Corrían los años felices de una adolescencia donde las cosas todas, siempre son bellas. Vivíamos en las entrañas los sueños con sólo hablarlos, ni siquiera eso, con solo pensarlos, y alentados con la complicidad de quienes en el seno de esta Cofradía creyeron en una juventud que como niños quería buscar entre sus dedos la forma de las cosas, y descubrirlas. Gracias Miguel Guerrero por dejar que nos acercáramos a los dobladillos de tu experiencia; gracias Rafael Palomo, tanto por tu genio sincero, que nos enseñó a forjar el carácter, como por tu nobleza incomparable; gracias Pepe Torres Luque por el cobijo, cual nido de golondrina, de tu sencillo corazón; Gracias Agustín Escamez -a quien deseo que el Stmo. Cristo de Los Ciegos devuelva la alegría y la luz a su mente, - por participar confiado en nuestro proyecto; gracias Manuel Cárdenas por ser y seguir siendo Fusionadas..; gracias a todos los que construisteis esta Hermandad que poco a poco se ha ido poniendo de pie con vuestro esfuerzo y con el nuestro, y estoy convencido que con el de la generación que ya ha de sustituirnos, porque lo impone la vida que se abre paso y queramos o no, arrancará del sillón a los rezagados. Gracias Andrés por seguir hablando con tu ausencia, gracias por ser y por haber sido; simplemente gracias, sencillamente, gracias Andrés, por ser Andrés Oliva.
Aquella mañana de sábado, una mas, citados en San Juan, nos proponíamos efectuar una limpieza profunda del sotanillo de la Capilla de Exaltación que hacía de única albacería, y aprovechar para mover y asegurar el torcido plafón que culminaba el seno de la cúpula evidenciando una inestabilidad manifiesta. Era toda una expedición y una aventura acceder a sus endebles soportes anclados en las vigas de vieja madera sobre la escayola.
Terminado ya el horario de las misas, -para evitar ruidos,- Jose Manuel, organizado el ejercicio propuesto, comenzaba a dirigir la operación. Javier, sin duda el mas osado, el mas ágil y ligero, emprendió la arqueológica escalada. Pronto estaba ya sobre la cúpula descolgando el barroco, macizo, y pesado plafón. En un momento dado quisimos orientar su posición para centrarlo; yo, trataba de guiar la maniobra desde el suelo, buscando el eje de la capilla, junto a la mesa de altar que nuestro añorado Pepe Torres hiciera, robusta como ella sola, - ya sabemos como era Pepe para esas cosas - cemento y gavillas de hierro incluidas- : ¡Un poco de giro a la izquierda Javier!. Menos, un poco menos..., ahora casi está.
El plafón se descolgó de súbito desplomándose como un cielo de tormenta, y al caer partió en dos la irrompible mesa de altar, pasando a escasos diez centímetros de mi cabeza. Aquella suerte mía impidió vuestra fortuna de hoy, ya que a buen seguro otro y no yo, hubiera ocupado ahora vuestra atención.
La agitada mañana habría de traernos sin embargo una maravillosa sorpresa. Javier bajaba envueltos entre polvorientas telas, dos mascarillas totalmente destrozadas de los que otrora fueron los sayones de Ntro. Padre Jesús de Azotes y Columna, y los trozos de lo que identificamos como un crucificado de pequeño tamaño.
Si, eras Tú, Cristo de la Vera Cruz, raíz de la que nace esta Cofradía, veneración que se remonta a la propia conquista de Málaga por los Reyes Católicos, tu cuerpo marcado con las huellas del indolente y brutal pasado, con tu silencio hecho jirones, que te aparecías a nuestros ojos como el fruto de un naufragio, roto como los pétalos sueltos de una flor.
Por el momento era imposible e impensable recomponerlo. Quizás, -quién sabe-, quiso salvarse del olvido y de las llamas, que años después, un veinte de agosto, le hubieran convertido en sólo ignorancia, ceniza y humo. Quinientos años de ser, y mas de los cuarenta finales en el profundo olvido, recibían finalmente una oración, sustentada mas en la piedad de los maderos venerables, que en una devoción realmente aún adormecida.
Fue el tránsito de la noche.
Pero aún no conocíamos La Cruz, la verdadera Cruz, Vera Cruz que resurgía cual Ave Fénix.
La semilla nacida al restablecer el culto procesional de Ntro. Padre Jesús de Azotes, es obvio que germinaba. El Stmo. Cristo de la Exaltación, volvía a ser izado en su trono el Miércoles Santo y el entusiasmo regaba los campos fértiles del trabajo en el seno de nuestra Hermandad.
Luego la espantosa imagen de una capilla quemada y el crucificado humeante presidiendo, sin caer, un gólgota de cenizas, Exaltación.
La tremenda pérdida de nuestras Sgdas. Imágenes cubrió San Jun de negro dolor y de ese especial olor que sólo despierta el fuego. Vera Cruz se había salvado.
Era el futuro jugando a mago
en los límites de cada día,
para ser mañana, o ayer, quizás.
Sólo real en las formas que la mente presta,
presintiendo aún el aroma del incienso.
Disperso en el umbral vacío,
Vera Cruz aguarda paciente el día y el momento.
No hay prisas. Ni fue antes, ni será después.
Entonces yo no sabía lo que ahora sé:
Que cuando debieras de ser, serías.
Y que serías, cuando debieras ser.
Mientras.., un tallo verde se erguía,
para hablar en El, un Dios sin tiempo,
para retornar desde el silencio,
y transmutarse en estruendo.
Mástil de la vida, que se elevaba de nuevo.
Cruz de aspas quietas
rescatadas del pasado y la memoria,
árbol que otra vez crecía,
viga central del templo presente y eterno.
Abrazo que iba surgiendo misterioso
y sin sentirlo, dibujándose en el cielo,
cuna donde la muerte habría de dormir su sueño,
y sin ser cruz, y sin saberlo,
ya eras Vera Cruz en nuestro pecho ansioso,
dibujándote aún, sólo en el pensamiento.
Tan de verdad viniste a nosotros que el destino y el azar quisieron que de manos del Padre Federico Gutiérrez nos mostraras tu grandeza en sólo una Venerada Astilla. Sagrada reliquia que durante años, -sintiéndome cirineo- he tenido el honor de llevar entre mis manos, sirviendo mis brazos de piedra donde reposa.., -pequeña y frágil roca para tan inmenso peso-.
Al pisar Tierra Santa, descendí las hondas escaleras en la Basílica del Sepulcro, hasta alcanzar el lugar que protege la verja de forja donde se sitúa el punto considerado como el lugar exacto donde Santa Elena descubriera el Sagrado Madero. Siquiera esta tremenda emoción vivida me permitió el acercamiento real, yo entonces aún no oí la presencia del volumen de tu abrazo. ¡Ay de ti Jerusalén, donde te erguiste, Cruz Salvífica! Aún la discordia y la incomprensión del hombre anidan en sus corazones tras la Puerta Dorada. Al igual que en Jerusalén todos seguimos ignorando tu esencia. Mil gavilanes revolotean sobre nuestras cabezas en la vida y acechan la paz y la concordia, el entendimiento y la armonía, -incluso en La Cofradía,- rompiendo las alas a la tolerancia constantemente herida, quebrando la paz en disidencias, hasta que caen leves sus plumas blancas.
Conociendo al hombre me cuesta trabajo asumir nuestra hechura a imagen y semejanza divina, será que mi mirada nunca va delante de mi mirando.
Pero El Gran Arbol seguía creciendo. Verdeaban las hojas de una próxima primavera, y el rumor de las aguas de la torrentera que descendía por el almanaque, anunciaba a los tiempos una próxima y especial celebración. Se acercaba el momento de conmemorar el primer centenario de nuestra primera fusión.
Era quizás ocasión de pensar en la posibilidad de tomar aquellos trozos, antaño salvados de las llamas y que tantas veces, como un puzzle habíamos recompuesto tendiéndolo en el lecho cofrade de nuestra ilusión en la almacería, y volver a construir la figura del hombre Dios, de forma definitiva. Cristo de La Vera Cruz, tu nombre comenzaba a hacerse presente en nuestras vidas, latido a latido, como se extiende en el mar sereno las telas de espuma de las olas, poco a poco y sin prisas.
Al decidir restaurarte, decidíamos sin saberlo restaurar la historia e implantar una nueva forma de acercarnos a tu esencia, de darte culto, de venerarte, y como no, de procesionarte, de mostrarte al pueblo como enseña y bandera de nuestra fé. Ni mejor ni peor, distinta.
En la amplia paleta de las Fusionadas han de caber todas las expresiones y los sentimientos, mezclando múltiples los tonos como óleo en el aceite: Las tierras y los oscuros ocres de tu muerte ciega, Señor de Animas, serena imagen de Pedro de Zayas cuyas gubias afilaron una lejana noche los ángeles de la armonía, las uno en el corazón con la fuerza roja del Cristo que se levanta queriendo abrazar el cielo, el único capaz de romper la luz cuando sale de San Juan, oro y sueño, arco iris eterno que Buiza nos dejó prendido, caracol a caracol, en el barroco espiral de tu pelo y del aliento de tu pecho; de morados lirios tintaré la sobria caoba, y con el fino pincel de nácar pintaré la columna que ata tus manos, Padre de Azotes, a la frontera norte del dolor, y a cada golpe de látigo que el brazo extendido de nuestras vidas te descarga, tu perdón, misericordia infrecuente y desleída en la trementina de nuestros diarios sentimientos. Contempla Juan amado discípulo, verde y carmín uniendo, como es el rostro de la Madre más bonita del mundo, “la Señora”, La Reina, Torre de Nuestra Alianza fusionada, la que en azul inunda nuestro Valle de Lágrimas cada día de dulzura y cobijo, manto arrebatado a la envidia del cielo en la noche, ultramar de mi vida a donde ha de dirigirse la proa de la existencia, Sur y raíz del mundo, la que ni la escultura soñó, pues te tallaron las gubias de la misma mano de Dios. ¡Duvé dime que es cierto! que esta imagen nos diste para llegar a saber como se duele una Madre ante el horrible dolor; como la muerte desgarra con los mas finos puñales el mas puro corazón; como es el rostro divino de la que sufre la muerte del Hijo, sabiéndolo Redentor; como la poesía dibuja en sus labios unas estrofas de amor, y las lagrimas recitan tu nombre de cielo: ¡Madre mía de mi alma! !Madre del Mayor Dolor.!
Una sonrisa intuida con cara de niña guapa, abre en flor la esperanza de un manto verde. Quiero, y así lo proclamo, que en esta Cofradía estallen los jardines. Espero tu salida para andar contigo Virgen de Lágrimas, para sentir contigo el seguro favor de tu mediación cuando al final de los tiempos vuelva lleno de Gloria el Hijo de tus Entrañas. Rosa, clavel, azucena, canto de un ruiseñor que de cantarte y cantarte se está quedando sin voz.
Dube, ¡que bien lo hiciste! : Al invierno y a la muerte rostro de mujer madre pusiste, y de niña andaluza y bonita, como primavera en flor, nos regalaste la imagen de la Virgen que nos dice que El ha vencido a la muerte, que ya es resurrección.
¡Ole el talle de tu cintura, Virgen de Lágrimas y Favores!, y tu finura, y el dulce de tu dulzura, y la queja de tu llanto.
Fusionadas, muestrario de colores en un solo color fundido, tu paleta en el amor ha crecido. ¡Hermanos seguid pintando, que hay que cubrir de amor fisuras y resentidos! Que somos un solo color y es uno solo el latido que mueve este corazón pues que El siempre nos quiso unidos. No mezclemos lo transparente con el color del yo ni del mas puro egoísmo. Seguid caminando juntos que aún nos falta camino.
En una Cofradía donde todo es plural, buscábamos la forma de expresión que entroncara con las antiguas maneras que en siglos pasados tuvieron nuestras manifestaciones religiosas para arrancarlas del olvido y que fueran contrapunto, equilibrio, sin alardes, convencidos de que en la sencillez de las cosas anida también la grandeza, la sensibilidad y el buen hacer cofrade.
Por un lado, Oscar San José restablecía el volumen de tu Cuerpo, Vera Cruz, con el acertadísimo criterio de no falsear con imitados añadidos, el esculpido original. Criterio museístico denominado agnastilosis, que rechaza la restauración total para incorporar en la pieza restaurada sólo el necesario volumen y el acercamiento a la entonación visual, de forma simple y reintegradora, pero nunca supliendo las manos del original autor. Por otro se hacía necesario establecer una forma de culto externo que permitiera la convivencia de estilos congeniados en nuestras costumbres, nuestras formas, nuestro sentir cofrade y la idiosincrasia fusionada. Nació así un Anexo a los estatutos de la Hermandad, que había de regular y dar expresión a toda un filosofía de pensamiento, retomando de la historia caracteres y conservando su rigor esencial, al tiempo que intentando dotar de un profundo contenido espiritual y estético, interno y externo, nuestra nueva forma de manifestación de fé. Aquellos estatutos surgieron de mi corazón, de mi pluma y de mi mano, pero confieso que yo no se quien fuera el que la guiara.
Todos y todo tiene cabida en un corazón generoso. Ya dije al principio que para el fusionado nada es imposible. Respetar y respetarnos es el principio de cualquier convivencia, pero nosotros como cristianos tenemos la obligación primera de tolerar y la virtud de amar para que realmente conozcan que somos sus discípulos. ¿ Que sentido tendría todo sin esa esencial premisa?
Nuestro añorado Juan Manuel, tu primer Mayordomo, quien como buen Procurador no cesa de presentar escritos al Altísimo rogándole que vuelva siempre sus ojos a nosotros, enamorado de su Imagen y de la esencial idea que inspiraba su culto, seguía con desasosiego y especial nerviosismo las etapas de su restauración. Lejos quedó el día en el que Juan, Jesús, Antonio, y yo mismo, le lleváramos a Madrid para comenzar el proceso de restauración. Sorprendidos por la obra realizada, al recogerlo descubrimos una imagen nueva, de muy sencillas líneas, quizá, según los eruditos, de estilo y origen flamenco, que atesoraba la luz y el vigor sereno del diamante sin aristas.
Al llegar a Málaga, a aquél noble cuerpo de madera le esperaba La Cruz. Pepe Ortiz unió las dos piezas que son el todo, Cristo y Cruz, Vera + Cruz. Desde ese mismo instante supimos que nada era uno sin el otro. Descubrimos en él una imagen como de ámbar y cristal y su transparencia permitía pasar con la mirada del alma su cuerpo desplomado sin herirlo, sin rozarlo, accediendo al patíbulo desnudo y cruel, que habla con fuerza propia, desde el profundo abismo y desde los tiempos de la creación. Destino sublime de la madera, que es Dios y cruz a un tiempo.
Cruz que muestras conjugados
los puntos cardinales y el orbe todo.
“Estipe” que atraviesa el mundo
desde las entrañas de la tierra
buscando el sol en su cenit y su reino inmenso,
soporte del “patibulum” que con los brazos abiertos
de este a oeste todo encierras.
Norte inmenso. Sur profundo;
mutismo del fragor y del estrépito,
y el mas sonoro de los callados silencios.
Lirio erguido, cuyo tallo alcanza poderoso
hasta el último rincón del cielo,
y su raíz, los confines mas oscuros
del abismo de la Tierra.
Cruz noble que todo lo redime.
Suplicio que no mitiga la poesía,
pues es derrota de la vida suspendida,
y muerte cruel y dolor sublime.
Subiéndote palmo a palmo, las miradas
abandonan la sequedad de su desierto,
para clavarse en la celeste humedad de lo inmenso.
Infinito campanario donde tañen las campanas
que se mecen colgadas de los cielos.
Alfa y omega dibujado
Cruz de aspas dormidas,
donde se cruzan dos trazos
y la muerte se nos muestra
como el fin de cualquier tiempo.
Oscura, negra, sombría...
Maderos que en un abrazo,
en dos, la vida entera han abierto
para grabarse con fuego
en lo profundo del pecho.
Puerto de las miradas
enturbiadas por los miedos.
Donde renace la vida.
Donde verdean los sueños.
Donde la redención,
por voluntad del Eterno,
por los siglos de los siglos,
estará hondeando al viento.
Digo Cruz y digo encuentro.
Digo amor...
y hermano digo.
Digo cruz y con la palabra
ya estoy cruzando los cielos.
Los setenta y dos hermanos del Santo Sudario de la Vera Cruz, y los cuarenta portadores de sus andas, números cabalísticos donde todos caben sin excepción, cual marcan los estatutos, con los rostros cubiertos, en la serena madrugada del Viernes Santo, cuando aún es oscuridad, tiniebla y azabache, vistiendo túnica negra, como negros son los lutos, como negros son los miedos, del profundo vientre de la Iglesia de San Juan, van pariendo luminarias y derramando silencios.
El ritmo de una aguda campanilla anuncia la presencia de La Reliquia Sagrada, que marcha cadente. ¡Parad estrellas, paraos en el firmamento!. Que todo el orbe se incline. Oid lo que escrito hay en una astilla. ¡Dios habla! Silencio.
XXI EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Hdad. Sacramental y Reales Cofradías Fusionadas.
¡ Oh, Cruz fiel¡ Tú eres, entre todos los árboles el mas ilustre. Ningún bosque ha producido otro semejante en la hoja, en la flor, ni en el fruto.
¡Dulce leño que con dulces clavos sostienen dulce peso!
¡Canta, oh lengua, la victoria del más glorioso combate; di el ilustre triunfo que el Salvador del mundo alcanzó sobre La Cruz, y como venció siendo crucificado!.
Rvdo. Sr. Cura párroco y Director Espiritual.
Sr. Hermano Mayor.
Sres. Hermanos mayores. Miembros de la Junta de Gobierno. Hermanos. Amigos.
Como obligada cortesía, impone la costumbre que a la persona del presentador se aluda en algún momento por el disertador, para agradecerle sus siempre encendidos elogios y la exaltación personal habitualmente exagerada a la que igualmente, por educada ceremonia, el propio presentador se ve obligado a realizar, con más o menos ánimo y fundamento.
Si dirigirme a ti, Federico, lo antepongo a cualquier otra expresión o pensamiento, es porque quiero de alguna forma simbolizar y resaltar que voluntariamente me aparto del cumplimiento de esa obligada y cortés premisa, y públicamente, sin ataduras convencionales, sólo guiado por el cariño y el afecto, con el respeto a quien en ciencia y esencia como profesional me precede en todo, pero con la tranquilidad y la sencillez del que se dirige al auténtico amigo, poner de manifiesto mi agradecimiento, pero también mi reproche a tu falta de objetividad, pues en lo que debía haber sido tu cita con la estricta verdad, te ha vuelto a traicionar una vez mas tu magnánimo corazón, y decirte en andaluz “cerrao”: “ Muchas gracias Federico, gracias, compañero, pero... “!ya te has “pasao” otra vez!”.
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En cierta ocasión me prometí, alejado ya de mi activa presencia cofrade, aunque nunca ajeno al sentir que me invadió desde niño, reservar la palabra en las vitrinas de mis recuerdos y dejar decir, y dejar hacer, a quienes en el presente y en el futuro tienen por naturaleza y juventud mucho aún que construir y que expresar.
Por diversas razones rechacé con anterioridad, en dos ocasiones, ocupar este atril; mas ahora, rompo aquella promesa de forma esporádica y puntual, abriendo este paréntesis, pues en este momento ni puedo ni quiero rechazar la invitación de la Junta de Gobierno de mi querida Cofradía, en la que me precio de tener mis mejores amigos. He aceptado, en primer lugar por agradecimiento a vuestra amistad, y luego porque siento personal obligación movido por el sentir profundo que siempre he dado al auténtico término de Fusionado, y ¿porqué no decirlo..?, coherentemente con ello, porque mi alma me dice que hay momentos en los que el silencio sería como una mentira solitaria y el grito que se pierde clamando mudo una verdad inútil.
No me acercaré a La Cruz con reflexiones teológicas que escapan a mis conocimientos, y que por otra parte han sido expuestas de forma extensa y magnífica por quienes me precedieron entre los que se encuentran doctos teólogos; tampoco lo haré desde perspectivas medicas con el análisis del tremendo e inhumano suplicio físico impuesto por los romanos como brutal y final castigo de los condenados; ni tampoco desde el prisma histórico o desde la recopilación literaria o filosófica que su veneración durante el tiempo ha provocado en la historia de los hombres. Intentarlo sería, sin duda, un osado y estéril atrevimiento. La elevada mística de La Cruz, queda demasiado alta a mi pensamiento. Yo me acercaré a La Cruz que el Fusionado ha de vivir a pie de trono, a pie de calle, desde el dia a dia de su ser cofrade.
Dada pues la parquedad de mis conocimientos, y confesada la imposibilidad de ofreceros con mi palabra auroras azuladas, prometo una singladura corta por el mar de mis recuerdos y vivencias, en él no cabe el engaño porque se hundiría, y así podré esperar al menos vuestro benevolente reconocimiento y la gratitud indulgente de lo que prometo breve.
Y puesto que quiero ser fiel al encargo generosamente hecho, pero fiel igualmente a mi yo profundo, caminaré remontando por las laderas de la memoria como sangre por mis venas, hasta abrirlos como heridas en mi piel, volviendo la mirada a las nubes que pasaron y hoy son surtidores de una lluvia de recuerdos derramados.
Es el camino sencillo el escogido, el de mi propia vivencia, el personal, el emocional, el que fuera una vez deseo en noche de luna y es hoy realidad bajo las cúpulas de “La Manquita”. Es el camino de la oración cuando no hablas con Dios sino cuando intentas escucharlo y despierta en lo sombrío para abrirse en campo verde en primavera.
Sé, que por esa misma referida amistad y por cariño, y porque en cada fusionado hay un templo donde se alberga la benevolencia y la nobleza, (y nada es imposible), perdonareis mis palabras; pero una vez mas, -en otro caso no estaría ahora aquí,- debo ser fiel a mis convicciones. Por ello, mirando a esa Cruz que siente mi ser como negra quemadura próxima, diaria e imborrable, y que al tiempo es bálsamo, verde perfume a romero y esperanza, que anega de tibios susurros mis pensamientos, me atreveré a deciros que hoy y ahora, hemos de pensar en celebrar nuestra tercera fusión, no la que justificaran razones puramente materiales o que impuso la precariedad o el interés, sino la que nace del abrazo fraternal y de la tolerancia, del amor y de la Cruz, del despojarse a diario del egocentrismo y la suficiencia, del parcelismo mental, para abrazar sin reservas la difícil dulzura de lo auténtico, aceptando realmente La Cruz, su fin y su esencia, cumpliendo con el último, único y más difícil mandamiento nacido de la propia voz del Nazareno: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado, pues en eso conocerán que sois mis discípulos”. Esa es la nueva y definitiva Fusión que os propongo celebrar. Esa ha de ser la Tercera Fusión, la definitiva, la verdadera Fusión de Los Fusionados.
Corrían los años felices de una adolescencia donde las cosas todas, siempre son bellas. Vivíamos en las entrañas los sueños con sólo hablarlos, ni siquiera eso, con solo pensarlos, y alentados con la complicidad de quienes en el seno de esta Cofradía creyeron en una juventud que como niños quería buscar entre sus dedos la forma de las cosas, y descubrirlas. Gracias Miguel Guerrero por dejar que nos acercáramos a los dobladillos de tu experiencia; gracias Rafael Palomo, tanto por tu genio sincero, que nos enseñó a forjar el carácter, como por tu nobleza incomparable; gracias Pepe Torres Luque por el cobijo, cual nido de golondrina, de tu sencillo corazón; Gracias Agustín Escamez -a quien deseo que el Stmo. Cristo de Los Ciegos devuelva la alegría y la luz a su mente, - por participar confiado en nuestro proyecto; gracias Manuel Cárdenas por ser y seguir siendo Fusionadas..; gracias a todos los que construisteis esta Hermandad que poco a poco se ha ido poniendo de pie con vuestro esfuerzo y con el nuestro, y estoy convencido que con el de la generación que ya ha de sustituirnos, porque lo impone la vida que se abre paso y queramos o no, arrancará del sillón a los rezagados. Gracias Andrés por seguir hablando con tu ausencia, gracias por ser y por haber sido; simplemente gracias, sencillamente, gracias Andrés, por ser Andrés Oliva.
Aquella mañana de sábado, una mas, citados en San Juan, nos proponíamos efectuar una limpieza profunda del sotanillo de la Capilla de Exaltación que hacía de única albacería, y aprovechar para mover y asegurar el torcido plafón que culminaba el seno de la cúpula evidenciando una inestabilidad manifiesta. Era toda una expedición y una aventura acceder a sus endebles soportes anclados en las vigas de vieja madera sobre la escayola.
Terminado ya el horario de las misas, -para evitar ruidos,- Jose Manuel, organizado el ejercicio propuesto, comenzaba a dirigir la operación. Javier, sin duda el mas osado, el mas ágil y ligero, emprendió la arqueológica escalada. Pronto estaba ya sobre la cúpula descolgando el barroco, macizo, y pesado plafón. En un momento dado quisimos orientar su posición para centrarlo; yo, trataba de guiar la maniobra desde el suelo, buscando el eje de la capilla, junto a la mesa de altar que nuestro añorado Pepe Torres hiciera, robusta como ella sola, - ya sabemos como era Pepe para esas cosas - cemento y gavillas de hierro incluidas- : ¡Un poco de giro a la izquierda Javier!. Menos, un poco menos..., ahora casi está.
El plafón se descolgó de súbito desplomándose como un cielo de tormenta, y al caer partió en dos la irrompible mesa de altar, pasando a escasos diez centímetros de mi cabeza. Aquella suerte mía impidió vuestra fortuna de hoy, ya que a buen seguro otro y no yo, hubiera ocupado ahora vuestra atención.
La agitada mañana habría de traernos sin embargo una maravillosa sorpresa. Javier bajaba envueltos entre polvorientas telas, dos mascarillas totalmente destrozadas de los que otrora fueron los sayones de Ntro. Padre Jesús de Azotes y Columna, y los trozos de lo que identificamos como un crucificado de pequeño tamaño.
Si, eras Tú, Cristo de la Vera Cruz, raíz de la que nace esta Cofradía, veneración que se remonta a la propia conquista de Málaga por los Reyes Católicos, tu cuerpo marcado con las huellas del indolente y brutal pasado, con tu silencio hecho jirones, que te aparecías a nuestros ojos como el fruto de un naufragio, roto como los pétalos sueltos de una flor.
Por el momento era imposible e impensable recomponerlo. Quizás, -quién sabe-, quiso salvarse del olvido y de las llamas, que años después, un veinte de agosto, le hubieran convertido en sólo ignorancia, ceniza y humo. Quinientos años de ser, y mas de los cuarenta finales en el profundo olvido, recibían finalmente una oración, sustentada mas en la piedad de los maderos venerables, que en una devoción realmente aún adormecida.
Fue el tránsito de la noche.
Pero aún no conocíamos La Cruz, la verdadera Cruz, Vera Cruz que resurgía cual Ave Fénix.
La semilla nacida al restablecer el culto procesional de Ntro. Padre Jesús de Azotes, es obvio que germinaba. El Stmo. Cristo de la Exaltación, volvía a ser izado en su trono el Miércoles Santo y el entusiasmo regaba los campos fértiles del trabajo en el seno de nuestra Hermandad.
Luego la espantosa imagen de una capilla quemada y el crucificado humeante presidiendo, sin caer, un gólgota de cenizas, Exaltación.
La tremenda pérdida de nuestras Sgdas. Imágenes cubrió San Jun de negro dolor y de ese especial olor que sólo despierta el fuego. Vera Cruz se había salvado.
Era el futuro jugando a mago
en los límites de cada día,
para ser mañana, o ayer, quizás.
Sólo real en las formas que la mente presta,
presintiendo aún el aroma del incienso.
Disperso en el umbral vacío,
Vera Cruz aguarda paciente el día y el momento.
No hay prisas. Ni fue antes, ni será después.
Entonces yo no sabía lo que ahora sé:
Que cuando debieras de ser, serías.
Y que serías, cuando debieras ser.
Mientras.., un tallo verde se erguía,
para hablar en El, un Dios sin tiempo,
para retornar desde el silencio,
y transmutarse en estruendo.
Mástil de la vida, que se elevaba de nuevo.
Cruz de aspas quietas
rescatadas del pasado y la memoria,
árbol que otra vez crecía,
viga central del templo presente y eterno.
Abrazo que iba surgiendo misterioso
y sin sentirlo, dibujándose en el cielo,
cuna donde la muerte habría de dormir su sueño,
y sin ser cruz, y sin saberlo,
ya eras Vera Cruz en nuestro pecho ansioso,
dibujándote aún, sólo en el pensamiento.
Tan de verdad viniste a nosotros que el destino y el azar quisieron que de manos del Padre Federico Gutiérrez nos mostraras tu grandeza en sólo una Venerada Astilla. Sagrada reliquia que durante años, -sintiéndome cirineo- he tenido el honor de llevar entre mis manos, sirviendo mis brazos de piedra donde reposa.., -pequeña y frágil roca para tan inmenso peso-.
Al pisar Tierra Santa, descendí las hondas escaleras en la Basílica del Sepulcro, hasta alcanzar el lugar que protege la verja de forja donde se sitúa el punto considerado como el lugar exacto donde Santa Elena descubriera el Sagrado Madero. Siquiera esta tremenda emoción vivida me permitió el acercamiento real, yo entonces aún no oí la presencia del volumen de tu abrazo. ¡Ay de ti Jerusalén, donde te erguiste, Cruz Salvífica! Aún la discordia y la incomprensión del hombre anidan en sus corazones tras la Puerta Dorada. Al igual que en Jerusalén todos seguimos ignorando tu esencia. Mil gavilanes revolotean sobre nuestras cabezas en la vida y acechan la paz y la concordia, el entendimiento y la armonía, -incluso en La Cofradía,- rompiendo las alas a la tolerancia constantemente herida, quebrando la paz en disidencias, hasta que caen leves sus plumas blancas.
Conociendo al hombre me cuesta trabajo asumir nuestra hechura a imagen y semejanza divina, será que mi mirada nunca va delante de mi mirando.
Pero El Gran Arbol seguía creciendo. Verdeaban las hojas de una próxima primavera, y el rumor de las aguas de la torrentera que descendía por el almanaque, anunciaba a los tiempos una próxima y especial celebración. Se acercaba el momento de conmemorar el primer centenario de nuestra primera fusión.
Era quizás ocasión de pensar en la posibilidad de tomar aquellos trozos, antaño salvados de las llamas y que tantas veces, como un puzzle habíamos recompuesto tendiéndolo en el lecho cofrade de nuestra ilusión en la almacería, y volver a construir la figura del hombre Dios, de forma definitiva. Cristo de La Vera Cruz, tu nombre comenzaba a hacerse presente en nuestras vidas, latido a latido, como se extiende en el mar sereno las telas de espuma de las olas, poco a poco y sin prisas.
Al decidir restaurarte, decidíamos sin saberlo restaurar la historia e implantar una nueva forma de acercarnos a tu esencia, de darte culto, de venerarte, y como no, de procesionarte, de mostrarte al pueblo como enseña y bandera de nuestra fé. Ni mejor ni peor, distinta.
En la amplia paleta de las Fusionadas han de caber todas las expresiones y los sentimientos, mezclando múltiples los tonos como óleo en el aceite: Las tierras y los oscuros ocres de tu muerte ciega, Señor de Animas, serena imagen de Pedro de Zayas cuyas gubias afilaron una lejana noche los ángeles de la armonía, las uno en el corazón con la fuerza roja del Cristo que se levanta queriendo abrazar el cielo, el único capaz de romper la luz cuando sale de San Juan, oro y sueño, arco iris eterno que Buiza nos dejó prendido, caracol a caracol, en el barroco espiral de tu pelo y del aliento de tu pecho; de morados lirios tintaré la sobria caoba, y con el fino pincel de nácar pintaré la columna que ata tus manos, Padre de Azotes, a la frontera norte del dolor, y a cada golpe de látigo que el brazo extendido de nuestras vidas te descarga, tu perdón, misericordia infrecuente y desleída en la trementina de nuestros diarios sentimientos. Contempla Juan amado discípulo, verde y carmín uniendo, como es el rostro de la Madre más bonita del mundo, “la Señora”, La Reina, Torre de Nuestra Alianza fusionada, la que en azul inunda nuestro Valle de Lágrimas cada día de dulzura y cobijo, manto arrebatado a la envidia del cielo en la noche, ultramar de mi vida a donde ha de dirigirse la proa de la existencia, Sur y raíz del mundo, la que ni la escultura soñó, pues te tallaron las gubias de la misma mano de Dios. ¡Duvé dime que es cierto! que esta imagen nos diste para llegar a saber como se duele una Madre ante el horrible dolor; como la muerte desgarra con los mas finos puñales el mas puro corazón; como es el rostro divino de la que sufre la muerte del Hijo, sabiéndolo Redentor; como la poesía dibuja en sus labios unas estrofas de amor, y las lagrimas recitan tu nombre de cielo: ¡Madre mía de mi alma! !Madre del Mayor Dolor.!
Una sonrisa intuida con cara de niña guapa, abre en flor la esperanza de un manto verde. Quiero, y así lo proclamo, que en esta Cofradía estallen los jardines. Espero tu salida para andar contigo Virgen de Lágrimas, para sentir contigo el seguro favor de tu mediación cuando al final de los tiempos vuelva lleno de Gloria el Hijo de tus Entrañas. Rosa, clavel, azucena, canto de un ruiseñor que de cantarte y cantarte se está quedando sin voz.
Dube, ¡que bien lo hiciste! : Al invierno y a la muerte rostro de mujer madre pusiste, y de niña andaluza y bonita, como primavera en flor, nos regalaste la imagen de la Virgen que nos dice que El ha vencido a la muerte, que ya es resurrección.
¡Ole el talle de tu cintura, Virgen de Lágrimas y Favores!, y tu finura, y el dulce de tu dulzura, y la queja de tu llanto.
Fusionadas, muestrario de colores en un solo color fundido, tu paleta en el amor ha crecido. ¡Hermanos seguid pintando, que hay que cubrir de amor fisuras y resentidos! Que somos un solo color y es uno solo el latido que mueve este corazón pues que El siempre nos quiso unidos. No mezclemos lo transparente con el color del yo ni del mas puro egoísmo. Seguid caminando juntos que aún nos falta camino.
En una Cofradía donde todo es plural, buscábamos la forma de expresión que entroncara con las antiguas maneras que en siglos pasados tuvieron nuestras manifestaciones religiosas para arrancarlas del olvido y que fueran contrapunto, equilibrio, sin alardes, convencidos de que en la sencillez de las cosas anida también la grandeza, la sensibilidad y el buen hacer cofrade.
Por un lado, Oscar San José restablecía el volumen de tu Cuerpo, Vera Cruz, con el acertadísimo criterio de no falsear con imitados añadidos, el esculpido original. Criterio museístico denominado agnastilosis, que rechaza la restauración total para incorporar en la pieza restaurada sólo el necesario volumen y el acercamiento a la entonación visual, de forma simple y reintegradora, pero nunca supliendo las manos del original autor. Por otro se hacía necesario establecer una forma de culto externo que permitiera la convivencia de estilos congeniados en nuestras costumbres, nuestras formas, nuestro sentir cofrade y la idiosincrasia fusionada. Nació así un Anexo a los estatutos de la Hermandad, que había de regular y dar expresión a toda un filosofía de pensamiento, retomando de la historia caracteres y conservando su rigor esencial, al tiempo que intentando dotar de un profundo contenido espiritual y estético, interno y externo, nuestra nueva forma de manifestación de fé. Aquellos estatutos surgieron de mi corazón, de mi pluma y de mi mano, pero confieso que yo no se quien fuera el que la guiara.
Todos y todo tiene cabida en un corazón generoso. Ya dije al principio que para el fusionado nada es imposible. Respetar y respetarnos es el principio de cualquier convivencia, pero nosotros como cristianos tenemos la obligación primera de tolerar y la virtud de amar para que realmente conozcan que somos sus discípulos. ¿ Que sentido tendría todo sin esa esencial premisa?
Nuestro añorado Juan Manuel, tu primer Mayordomo, quien como buen Procurador no cesa de presentar escritos al Altísimo rogándole que vuelva siempre sus ojos a nosotros, enamorado de su Imagen y de la esencial idea que inspiraba su culto, seguía con desasosiego y especial nerviosismo las etapas de su restauración. Lejos quedó el día en el que Juan, Jesús, Antonio, y yo mismo, le lleváramos a Madrid para comenzar el proceso de restauración. Sorprendidos por la obra realizada, al recogerlo descubrimos una imagen nueva, de muy sencillas líneas, quizá, según los eruditos, de estilo y origen flamenco, que atesoraba la luz y el vigor sereno del diamante sin aristas.
Al llegar a Málaga, a aquél noble cuerpo de madera le esperaba La Cruz. Pepe Ortiz unió las dos piezas que son el todo, Cristo y Cruz, Vera + Cruz. Desde ese mismo instante supimos que nada era uno sin el otro. Descubrimos en él una imagen como de ámbar y cristal y su transparencia permitía pasar con la mirada del alma su cuerpo desplomado sin herirlo, sin rozarlo, accediendo al patíbulo desnudo y cruel, que habla con fuerza propia, desde el profundo abismo y desde los tiempos de la creación. Destino sublime de la madera, que es Dios y cruz a un tiempo.
Cruz que muestras conjugados
los puntos cardinales y el orbe todo.
“Estipe” que atraviesa el mundo
desde las entrañas de la tierra
buscando el sol en su cenit y su reino inmenso,
soporte del “patibulum” que con los brazos abiertos
de este a oeste todo encierras.
Norte inmenso. Sur profundo;
mutismo del fragor y del estrépito,
y el mas sonoro de los callados silencios.
Lirio erguido, cuyo tallo alcanza poderoso
hasta el último rincón del cielo,
y su raíz, los confines mas oscuros
del abismo de la Tierra.
Cruz noble que todo lo redime.
Suplicio que no mitiga la poesía,
pues es derrota de la vida suspendida,
y muerte cruel y dolor sublime.
Subiéndote palmo a palmo, las miradas
abandonan la sequedad de su desierto,
para clavarse en la celeste humedad de lo inmenso.
Infinito campanario donde tañen las campanas
que se mecen colgadas de los cielos.
Alfa y omega dibujado
Cruz de aspas dormidas,
donde se cruzan dos trazos
y la muerte se nos muestra
como el fin de cualquier tiempo.
Oscura, negra, sombría...
Maderos que en un abrazo,
en dos, la vida entera han abierto
para grabarse con fuego
en lo profundo del pecho.
Puerto de las miradas
enturbiadas por los miedos.
Donde renace la vida.
Donde verdean los sueños.
Donde la redención,
por voluntad del Eterno,
por los siglos de los siglos,
estará hondeando al viento.
Digo Cruz y digo encuentro.
Digo amor...
y hermano digo.
Digo cruz y con la palabra
ya estoy cruzando los cielos.
Los setenta y dos hermanos del Santo Sudario de la Vera Cruz, y los cuarenta portadores de sus andas, números cabalísticos donde todos caben sin excepción, cual marcan los estatutos, con los rostros cubiertos, en la serena madrugada del Viernes Santo, cuando aún es oscuridad, tiniebla y azabache, vistiendo túnica negra, como negros son los lutos, como negros son los miedos, del profundo vientre de la Iglesia de San Juan, van pariendo luminarias y derramando silencios.
El ritmo de una aguda campanilla anuncia la presencia de La Reliquia Sagrada, que marcha cadente. ¡Parad estrellas, paraos en el firmamento!. Que todo el orbe se incline. Oid lo que escrito hay en una astilla. ¡Dios habla! Silencio.
Vestido va el sacerdote
cual para orar ante el ara.
Lleva encendida en sus manos
la mas pura de las brasas.
Nada hay pequeño en la vida
pues a veces lo pequeño
todo el universo abarca,
alfabeto que en ti empieza,
alfabeto que en tí acaba.
Reliquia del Lignum Crucis
en nuestro corazón clavada,
caminando entre mis manos, tú fuiste
la mejor de mis palabras.
El cortejo prosigue su andar. Bajo la catedral un eco sostiene la oración como flotando. Estaciones penitentes como hojas desgranadas del árbol se van cayendo entre el canto gregoriano. La voz dulce y templada...
Que no nos venza el cansancio. Señor, sea tu peso el que despierte mi sueño y en vigilia me mantenga hasta que en el Monumento, el negro se vuelva verde, como la verde esperanza. ¡Vivo estás! No pudo vencerte el madero de la cruz ni los clavos que te unían y tu cuerpo atravesaban. La vida eterna se desborda como manantial. ¡Decidlo a todos! Yo lo he visto. Que no ha muerto el Maestro. ¡Que ya se ha hecho la luz, y la vida eterna, y en el corazón: el alba!.
Salimos de las tinieblas para volver en la luz.
Así de sencillo es comprenderte, así de grandiosa tu voz.
En el valle donde la Cruz crece se ha desplegado la vida, como alas de mariposas, misterio de ciencia tan alta que no alcanza la razón. No intentes comprenderlo, sólo vívelo cada primavera.
Y de nuevo, el silencio...
La cruz está gritando en el desierto. Es la cruz de cada día, la verdadera, la que hemos de llevar sobre los hombros a cada momento de nuestra existencia.
Es la cruz de la injusticia, del paro, de la enfermedad, de la discriminación, de la falsedad y la mentira, es la cruz del desprecio y las banales calificaciones, del juzgar con ligereza; del que tiene hambre, del anciano en su soledad o del niño que nunca pudo aprender lo que es jugar por que se lo ha impedido la ambición y la guerra. Son las cruces de las viudas y los huérfanos que siembran las sombras grises de un terrorismo sin sentido. Es la cruz de la ignorancia, del desprecio, de la autosuficiencia.
Salgamos de la noche oscura venerando la cruz vacía de la muerte y miremos de frente a la esperanza, esa es la cruz florida, la que es brote y hoja nueva cada dia, que exige nuestro constante esfuerzo, para sin cortapisas, abrazar al hermano que es mi prójimo, sentir como mío el lecho de su enfermedad y su impotencia ante los reveses de la vida, que traidora nos acecha a la vuelta de cada esquina. Es la Cruz florecida de Mayo la que me me grita: Tiende tu mano de corazón y oye sus quejas y proyectos, comparte también sus alegrías.
Para conversar, de alma a alma, no hace falta crear foros ni comisiones.
Vera Cruz, astillita que penetra en el corazón, y en lugar de herirlo lo ensancha y acrecienta, que brota, germina y crece, que no permite la indolencia, ni hacer oídos sordos y falsos a todo lo que nos incomoda y supone un sacrificio. No creo en las firmas de los documentos sino en la palabra sincera. No creo en quienes se ocultan ante la realidad y a cambio te ofrecen una estampita y la fría y blanda sonrisa falsa. Tampoco creo en la comodidad de las voces elevadas que envuelven su crítica en los velos de un misticismo que a Dios ruega, pero luego con el mazo no es capaz de dar ni siquiera un sincero abrazo.
Cruz, Vera-Cruz, no permitas revestir de oro un corazón podrido. Vera-Cruz tu que brotas de las cepas tempranas y escogidas, doradas a un sol que nunca engaña, no permitas que sea vino la uva maltrecha que adormece en los paseros sin ganar en dulzura. Vera-Cruz puerta abierta que nos permites contemplar la sonrisa perenne de Dios.
Fusionados, llegado el dia en que nos juzgue la historia, sea nuestra cofradía, como ha dicho nuestro hermano y pregonero Bernardo Pinazo, la que navegue por los mares de la calidez y no la que naufrague en la estéril discordia. La que fraterna y hospitalaria embruje por amplia y por concreta, la que pasee por sus calles sus Cristos y Vírgenes caminantes, la que adoctrina y convierte porque conversa, y entra en cada casa y en cada corazón. Radiante, pasional, cercana, cuna de la quinta esencia, pintura de mil colores y poesía que en si misma rima, juntas todas sus voces. Hermandad única donde todo y todos tienen cabida, donde cargamos con el madero todos los años, y con la verdadera Cruz de un Cristo vivo. Por eso dirán que con los fusionados HAY QUE MORIR.
¡FUSIONADAS, amor de mis amores! Nada ni nadie te sobra y nada ni nadie te falta. El que no lo entienda así, se ha equivocado de cofradía.
Aquí para empezar a hablar hay que aprender el abecedario y el abecedario empieza con A; a de Amor, de Abarcar y de Abarcarnos, de Abolengo, de Abrir, de Abrazo y de Abrigo, de Absolver que es perdonar.
Con a de Abundancia de espíritu, de Acabar lo empezado y Acariciar los sueños. Con a de Acción y no de molicie, con A de Acepto, de Acierto, de Acorde y de Acrecer; de Actividad y de Acuerdo, de Adelantar y de Adición, Admisión, Afecto, Agrandar, Agrupar y Aguante.
Esta es nuestra cofradía, la que siempre nace al Alba, la que
es Albergue y Alegría, Alma, Ambiente, Amistad.
Ampliar, Animo, Años, Apasionante; Apertura y Aplomo; Apóstol y Apoyo, Aprecio, Aprendizaje, Arbol; Aroma... Arranque, Arrebato, Arrullo, Atrevimiento, Audacia y Austeridad; Aurora, Autentica, Auxilio. Avanzar.
FUSIONADOS, Vera Cruz es un estilo de vida. El nuestro, el que impone el abrazo definitivo y sin reservas. Coge tu Cruz y sígueme. ¡Vera + Cruz, dos partes siempre complementadas y unidas, aguas de un mismo manantial. ¡Al varal o al capirote! pero con un mismo sentimiento, y bajo la sombra de una misma Cruz. ¡Al varal o al capirote!, pero con los deberes hechos.
Muchas Gracias.
viernes, 11 de abril de 2008
26ª Consideraciones en torno a la Cruz
Este año las Consideraciones en torno a la Cruz las predicará Fray Eugenio Ruiz Prieto, OP, Rector de la Basílica de la Esperanza, el día 1 de mayo a las 20:00 h. en San Agustín, siendo el ágape en los salones que a tal uso tienen los padres agustinos. Ello se debe a que la Agrupación de Cofradías está realizando obras, pero gracias a Dios, nos quedamos en nuestra sede provisional donde tantas facilidades nos procuran los padres. El día 3 de Mayo, celebraremos el Culto a la Cruz, la hora os la indicaré próximamente.
jueves, 10 de abril de 2008
Salida Procesional Semana Santa 2008
Si bajáis en la página veréis que hemos añadido un nuevo vídeo de Youtube con casi 10 minutos de la Salida Procesional de este año.
martes, 8 de abril de 2008
Consideraciones en torno a la Cruz
Tenemos en mente colgar o adjuntar todas las consideraciones en torno a la Cruz que se han ido dando. Este año será la 26º edición, así que por favor os hago un llamamiento, sobre todo a aquellos que nos habéis precedido y tenéis la suerte de haber oído más que ninguno. Si sois tan amables de haced llegar a esta mayordomía los que tengáis yo me ocuparé de pasarlos para poderlos colgar. Será una forma de enriquecernos todos y mostrar a los más recién llegados los grandes predicadores y amigos que han colaborado y participado en estas consideraciones. Muchas gracias.
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