martes, 2 de septiembre de 2008

ESPECIAL ESTAUROTECAS (Por Pedro Matías)


LA CRUZ DE LOS ÁNGELES: EL CULTO A LA VERA CRUZ EN EL REINO DE OVIEDO

Desde el pasado 13 de enero, festividad del Bautismo del Señor, la Archidiócesis de Oviedo celebra un Año Santo Jubilar con ocasión de cumplirse mil doscientos años de la donación a la Catedral de El Salvador de la Cruz de los Ángeles por Alfonso II y mil cien años de la Cruz de la Victoria, donada por Alfonso III. Este Año Santo finalizará en la misma festividad del año 2009.

Sobre la Cruz de los Ángeles hay mucha y variada información, con diversos enfoques, que van desde el análisis estrictamente artístico al puramente esotérico pasando, por supuesto, por el cultual.

Descripción. La Cruz de los Ángeles fue realizada por encargo del rey de Asturias Alfonso II el Casto (760-842) y se terminó en el año 808, año en que es donada a la Catedral ovetense.

Es una cruz griega con unas dimensiones de 46,5 cm. de alto, 45,7 cm. de ancho y 2,5 cm. de grosor. La cruz tiene un alma formada por dos maderos de cerezo que se unen en el centro a un disco circular. Esta madera está recubierta de oro y adornada con filigrana de oro y 48 piedras preciosas y semi-preciosas que se presentan pulidas que en algunos casos se trata de entalles y camafeos de la época romana con representaciones mitológicas.

Las gemas más destacadas son las siguientes:

Cara anterior. 1) Eneas y Ascanio. Turquesa azul verdoso con inclusiones pardas solo visibles con lupa dado el elevado desgaste de la gema. Está situada a la izquierda de la segunda fila desde el arranque del brazo superior. 2) Fortuna. Calcedonia azul verdoso. Se encuentra a la derecha de la anterior en el brazo superior. 3) Cristal de roca incoloro, dado su desgaste sólo se aprecian muescas en forma de “H”. Algún autor lo identifica con una “Matrix” (matriz). Se encuentra en el extremo del brazo derecho. 4) Personaje humanoide con cabeza caprina que sostiene en su mano una lanza o un palo. Cristal de roca con imagen pintada en rojo (la que se muestra aquí es un dibujo del original realizado en 1887, ya que actualmente no se aprecia la figura.) Se encuentra en el extremo del brazo izquierdo. 5) Figura fusiforme, probablemente una langosta. Calcedonia anaranjada. Se encuentra en el extremo superior del brazo izquierdo. 6) Metis o Hebe. Calcedonia azul oscuro. Se encuentra en el brazo izquierdo, la gema superior de la segunda serie.

Cara posterior. 7) Apolo y Dafne. Calcedonia de color negro y celeste, situada en el extremo del brazo superior. 8) Minerva. Calcedonia de color naranja con inclusiones rojizas, situada en el extremo del brazo derecho. 9) Gema conocida como FAGAVAL por la inscripción que tiene grabada: “PHAGA / VAL”. Jaspe rojo o quizás pedernal, situada en el extremo del brazo izquierdo. Diferentes estudios lo identifican con un demonio gnóstico, Anubis o la figura de Capricornio representando al emperador romano Octavio Augusto.

En el centro de la cruz se encuentra un camafeo de ágata de diversos colores con la imagen de una joven. Se trata de una réplica del original ya que fue la única joya que no pudo recuperarse tras haber sido robada la Cruz en 1977.

En la cara posterior, recorriendo todos los brazos, se encuentran una serie de inscripciones, entre las cuales está el nombre del rey donante, Alfonso, y el año de donación, 846, según la “Era Hispana” que se inicia en el 38 A.C. Estas inscripciones se leen comenzando en el brazo superior, se sigue en el izquierdo, continua en el brazo derecho y acaba en el inferior.

La fórmula “Alfonso, humilde siervo de Cristo” es única en la monarquía española. Casi todos los Reyes de Oviedo utilizaron la fórmula “famulus Christi” (sirviente de Cristo), que data del siglo V y se hizo popular en Hispania en el siglo VII. Esta misma fórmula se repite en su Testamento (812) y en una inscripción que el Libro de los Testamentos sitúa a ambos lados del altar mayor de la Iglesia de San Salvador. Parece que el Rey Casto tomó este lema del emperador bizantino Justiniano II (685-695 y 706-711), quien lo acuñó en sus monedas donde representa a Cristo en el anverso como “Rex Regnantium” (Rey reinante) y en el reverso como “Servus Christi” (Siervo de Cristo). También el emperador Teófilo, contemporáneo de Alfonso II (829-842), se titula así en las monedas. Esta fórmula fue usada por los Apóstoles Pablo, Santiago, Pedro y Judas en las cartas del Nuevo Testamento, y obispos de todo el Mediterráneo, preferentemente españoles. No resulta inverosímil que Alfonso II se considerase el primer obispo o patriarca de la Iglesia de Oviedo, alejándose así de la iglesia mozárabe de Toledo.

La inscripción “Hoc signo tuetur pius / Hoc signo vincitur inimicus” (Con esta señal se defiende el piadoso / Con esta señal se vence al enemigo), es resonancia de las palabras que el emperador romano Constantino vio, según relato de Lactancio, junto a las primeras letras del nombre de Cristo en el cielo: “In hoc signo vinces” (Con este signo vencerás), y que aparece tal cual, “Hoc signo vincitur inimicus”, en varias inscripciones en el norte de África, en territorio del antiguo Imperio Bizantino. Asimismo, el lema se remonta a la época del Imperio Romano antes de su división en el año 395. El emperador Constancio II (337-361) usó de tal leyenda en primer lugar, aunque no tuvo continuidad entonces. Solo el usurpador Vetranio (350) y el César Constancio Galo (351-354) la mantuvieron en alguna de sus monedas, siendo este último el primero en colocarla en las piezas de mayor categoría, los sólidos de oro.

Estas palabras pronto se convirtieron en el lema de la monarquía ovetense, y en la Cruz de la Victoria, forjada por orden de Alfonso III el Magno en el año 908, vuelven a aparecer.

Autoría. Según recoge una leyenda en la “Crónica Silense” (1115), la cruz es “opere angelico fabricata” esto es, realizada por ángeles, que presentándose ante el monarca como peregrinos se encerraron para construirla. Tras unos días trabajando en ella el rey se impacientó temiendo que en realidad fueran ladrones, al llegar al taller vio la puerta cerrada pero un brillo se filtraba por la puerta, una vez abierta vio allí a la cruz y los ropajes de los peregrinos por lo que pensó que habían sido dos ángeles los que la habían fabricado. Lo más probable es que se tratara de dos orfebres itinerantes del norte de Italia, dada la similitud con algunas cruces similares de esa zona, como la Cruz de Desiderio (Brescia, Italia).

Otros textos la atribuyen a orfebres bizantinos que acudieron a Oviedo huyendo del iconoclasmo de Bizancio iniciado en el año 712. Éstos pudieron ser bien acogidos por el rey Casto que se consideraba heredero de la tradición romana. De hecho con esta obra se introducen las imágenes iconográficas en el arte del reino ya que los mozárabes llevaron a Oviedo elementos góticos pero carecían de imágenes.

El culto a la Vera Cruz. Frente al paganismo del pueblo llano, y también frente al adopcionismo de los obispos mozárabes Félix de Urgell y Elipando de Toledo defendido en el Concilio de Sevilla del año 784 y el iconoclasmo del Concilio de Hieria en el 754, la nobleza ovetense defiende una posición “anicónica”, en la que no se niegan las imágenes pero tampoco permite su culto.

Es sabido que el culto a la Vera Cruz en la España visigoda estaba muy extendido, como testifica la confesión del Rey Recaredo en el III Concilio de Toledo (año 589) comunicada al Papa Gregorio el Grande epistolarmente. El Papa, a raíz de esta conversión, envió al rey visigodo una carta de respuesta con una cruz que contiene una reliquia de la Vera Cruz y cabellos de San Juan Bautista. El mismo año se reúne el II Concilio de Barcelona, en la Iglesia de la Santa Cruz. Asimismo, en el año 675 ya existía en Toledo una Iglesia de la Santa Cruz. Estos documentos han tenido comprobación directa en el tesoro visigodo de Guarrazar, en Toledo, descubierto entre los años 1858 y 1861. Entre las reliquias de dicho tesoro se encontró una cruz de oro, de forma griega y con influencias bizantinas, casi idéntica a la Cruz de los Ángeles.

En el Reino de Oviedo el primer vestigio del culto a la Vera Cruz lo tenemos en una inscripción levantada por Favila y su mujer Froiluba en el año 737, en Cangas de Onís, la primera capital del reino. En la Crónica de Alfonso III, versión Rotense, se dice de Favila que “construyó la Basílica en honor de la Santa Cruz”. En San Julián de los Prados está representada la Vera Cruz que fue redescubierta por la emperatriz Helena y adornada y emplazada en su lugar original por Teodosio II. Junto a la Cruz aparecen a cada flanco las ciudades de Jerusalén y Belén, siempre presentes en una representación de la Jerusalén celeste, igual que la que aparece en la zona superior de la Iglesia. Más modestas son las cruces que aparecen representadas en el altar y los lados estrechos del balcón y el interior de Santa María del Naranco. Sin duda se trata de cruces de consagración, que se pintaban o grababan en el altar al consagrarse una iglesia para dar testimonio de la ceremonia.

La Cruz de los Ángeles es la primera y de las más hermosas representaciones de la Vera Cruz en Oviedo. Con los datos de los que se disponen, se supone que inicialmente la reliquia fue una cruz relicario, como prueban las pequeñas cajitas con tapas de corredera que se encuentran en los extremos de los brazos y la parte superior del árbol. Asimismo, en algunos de sus bordes se aprecian unos anillos a modo de agarraderas. Ciertos autores le atribuyen la función de sostener colgadas de sus brazos las letras griegas Alfa y Omega (principio y fin), símbolo del Apocalipsis, la segunda venida de Cristo al mundo. El Apocalipsis es precisamente el libro comentado por Beato de Liébana y simboliza la victoria del trinitarismo sobre el arrianismo y otras herejías como la adopcionista que combatió Beato. También es, como no podía ser de otra forma, símbolo de Dios: «Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin» (Apocalipsis, 22.13). Sin embargo la función de las agarraderas se atribuye a la de sujetar adornos, como las cruces del citado tesoro de Guarrazar. Fue por lo tanto un rico relicario con un sitio importante en el tesoro real o en la Cámara Santa, y sólo mostrado al público precediendo al obispo en ceremonias especiales.

Fuentes documentales y bibliografía: wikipedia.org; mirabiliaovetensia.com; Enciclopedia de Oviedo (eltesorodeoviedo.es); ayto-oviedo.es; culturaclasica.com; el-caminoreal.com; “Demonios en una cruz cristiana. Gemas mitológicas y gnósticas sobre la Cruz de los Ángeles”, (Sabino Perea Yébenes).

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