lunes, 2 de mayo de 2011

XXIX Consideraciones en torno a la Cruz

Voy a hablar de un árbol luminoso, de una cruz gloriosa y se me viene a la memoria el mito de Sísifo, el héroe castigado por los dioses a un imposible: dejar una enorme roca colocada en lo alto de una colina.

“ …Después de un siglo intentándolo, Sísifo se quito su ropa de tragedia. Pausadamente, contempló la enorme piedra, debajo de la montaña, constatación de un fracaso. No había podido arribarla a la cima. Al despertarse ya no era Sísifo, sino el hombre garabato. Sin sobresaltos, miró sus manos que se habían convertido en raíces de árboles. Era incapaz de sentir; ni siquiera la ausencia

Entonces, alguien preguntó

- ¿Ya nadie canta nuestras sombras? ¿ Ya nadie va a poner versos a lo ignorado?

El hombre garabato respondió:

- Nadie; ¿o acaso sirvieron de algo mis canciones? La sombra es cada vez más espesa

Pero el anónimo replico:

- Hombre garabato, la sombra siempre es el sol en la forma del árbol que se interpone…

Un imposible, un fracaso, un hombre garabato, y una certeza: la sombra- la cruz- es el Sol en la forma de un árbol- la cruz- que se interpone entre ambos.

Consciente y sabedor de la excelencia de lo que nos convoca, dirijo al que es la Luz, esta oración

Ser un instante luz, solo un instante

Sopla y enciéndeme , Señor,

Cual árbol resplandeciente

entre la noche oscura

Mira mis verdes que se extienden largos

Mira mis ramas de quejidos : crecen

en la noche , tu fresca luz buscando

Baja, Señor, y sopla entre mis frondas

Tóquete yo con mi pequeña mano

Con mi pequeña sombra triste

Soy un niño sin descanso

Mi corazón golpea contra el tuyo

Un débil junco puede, ilusionado, golpear un gran sol, un mar de tierras

Heme aquí golpeando

Y ¿no responderás a un niño?

Mira cómo hasta ti levanto mis dos brazos

Queriendo reposar sobre la hierba

De luz de tu regazo

Baja , Señor, y posa tu caricia en mis cabellos

de la tierra amargos

Y deja un surco luminoso en ellos

Un reguero del cielo, dulce y largo

Porque mi tarea, esta tarde- noche, es predicar: LA GLORIA DE LA CRUZ Y EN LA CRUZ Y eso cuando , como escribía un poeta:

Estamos en el llanto…

[...] Lo primero fue el llanto...

y estamos en el llanto.

- Lo primero fue el Verbo.

- El Verbo es la piqueta

que se clava en la sombra [...]

Dios es el llanto de los hombres.

Y el Verbo se hizo llanto

para levantar la vida.

El Verbo está en la carne

dolorida del mundo...

[...] Y estamos en el llanto...

Seguimos en la era de las sombras.

¿Quién ha ido más allá?

¿Quién ha abierto otra puerta?

Toda la luz de la tierra

la verá un día el hombre

por la ventana de una lágrima...

Pero aún no ha dicho el Verbo:

¡Que el llanto se haga luz!»

Hablamos sí, de una paradoja: La Cruz( sombra, dolor y muerte) Gloriosa ( claridad, gozo y vida) ¿Cómo es posible?

Hasta me atrevo a avanzar por este camino de LUZ Y de LLANTO.

Hermano mayor y junta de gobierno de esta Ilustre Archicofradía y Hermandad , hermanos mayores, cofrades y fieles ,señoras y señores, amigos todos, buenas noches.

Todo lo que trate de enunciar se recoge en este bello soneto de P. Casaldáliga

¿Dónde está tu victoria, muerte extraña?

¿Dónde está tu derrota, muerta amiga?

Nos llevas, te llevamos en la entraña

Grano en tu surco, de tu cuerpo espiga

Juntos crecemos. Tú hacia el ocaso,

Cumplida la misión que nos fecunda

Nosotros hacia el día, por el paso

De tu garganta abierta.

La profunda

Soledad de tu abismo se ha llenado

Con el grito de Dios crucificado,

Con tu muerte en Su muerte redentora

¡Victoria derrotada en su agonía

oh hermana temporal, vientre del Día,

umbral de los “levantes de la aurora”

Un acto que esta venerable y antigua hermandad de la Vera-Cruz recuperó de los desvanes del tiempo y del olvido hace ya algunos años. Siempre es hermoso que la memoria encuentre refugio, que no nos habite el olvido.

Mientras, entre alegrías y lluvias, escribía estos folios , no pocas veces me pregunté si iba a ser capaz de transmitiros la grandeza que se condensa en el dicho de Jesús “toma tu cruz y sígueme”, sobre todo en este tiempo, recién estrenado, de la Pascua. No, No es contradicción: La CRUZ ES NUESTRA LUZ Y NUESTRA VICTORIA. LA DERROTA SE TORNA VICTORIOSA, PORQUE EL QUE AMO MURIO POR AMOR E HIZO GERMINAR VIDA Y AMOR. MURIO DE VIDA, NO DE MUERTE. Y os invito a dirigirle una mirada, en la cima del Calvario

En esta tarde, Cristo del Calvario,

vine a rogarte por mi carne enferma;

pero, al verte, mis ojos van y vienen

de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,

cuando veo los tuyos destrozados?

¿Cómo mostrarte mis manos vacías,

cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,

cuando en la cruz alzado y solo estás?

¿Cómo explicarte que no tengo amor,

cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,

huyeron de mí todas mis dolencias.

El ímpetu del ruego que traía

se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,

estar aquí, junto a tu imagen muerta,

ir aprendiendo que el dolor es sólo

la llave santa de tu santa puerta.

Os agradezco que me cedáis la palabra y la Palabra, la voz , a mi debida.

Por ello, gracias,.

Málaga, nuestra ciudad, nuestras gentes, nuestro cielo y nuestro mar… se merecen que hoy proclamemos que La CRUZ GLORIOSA remató a la Muerte

VICTORIA TU REINARÁS, OH CRUZ TU NOS SALVARAS. Cantábamos el Viernes Santo , al acercarnos a adorar la Cruz, en la celebración vespertina de la Pasión del Señor.

Con la primavera grávida de luz y de vida, cada año llega esta fiesta de amor, de triunfo y de gloria a la Santa Cruz.

Mayo en Málaga o Málaga en Mayo es un derroche del color, una desmesura de luz, un halo de fragancia. Calles que se inundan de flores, para adornar Cruces, Cruces que se extienden por plazas , patios y casas. Casas de vecinos de antaño que se llenaban y llenan de alegría, de cante, baile, nostalgias e ilusión. Ilusión de niños, que juegan y sueñan con ser un día no muy lejano cofrades y cofrades de la VERA CRUZ:

Mayo que irrumpe con elegancia y vigor en la ciudad, es , además, , el mes que los cristianos consagramos a la Madre de Dios, porque Mayo es el mes de la transparencia, y de la gracia, de la acogida y del sí, de la comunión primera, donde todo lo que sentimos a nuestro alrededor parece estar dispuesto a generar vida; María, la del Mayor Dolor, y el Mayor Amor es cuna y manantial de la Vida, ilusión, esperanza y fraternidad. María La Virgen, entre el mundo y Cristo, es imagen de la Iglesia, que nos acompaña, y nos muestra cómo agarrarnos a la cruz y no huir, como amar sin medida y no odiar, cómo perdonar de corazón y no culpar. Sin la Virgen el sufrimiento y la cruz no se podrían entender.. Por eso está presente en esta Cofradía de la VERA CRUZ bajo la advocación de Señora del Mayor Dolor, porque sin ella jamás podríamos llegar al conocimiento pleno de la Verdad, y poder ver y aceptar la cruz como Gloriosa.

Por eso la ciudad en este quinto mes del año, recupera, cada vez con más ímpetu, una tradición de siempre: Las Cruces de Mayo.

Cruces de Mayo, adoración gozosa del gran símbolo y revelación definitiva de la bondad, la misericordia y la grandeza de nuestro Dios: LA CRUZ.

Cruz ,eje y centro de la redención, es el trono desde donde Reina Jesucristo ; donde lo contemplamos en los estertores de su expiración , en su acongojada agonía o en el reposo placido de su muerte. Pero también en su gloria; ahora ha sido glorificado el Hijo del Hombre y todo será glorificado en EL. La Cruz es el supremo y radical signo de la Gloria de Dios.

Nos acercamos un momento a la historia de la instauración de esta costumbre que se volverá luego fiesta:

Parece que el descubrimiento de la CRUZ de Cristo sucedió un 3 de mayo del 326.La más antigua referencia se encuentra en la “Historia de la Iglesia” de Rufino escrita hacia el año 400, quien la toma de la “Historia eclesiástica” de Gelasio de Cesarea, Dice asi: Elena, la madre del emperador Constantino (…), se fue de viaje (…) a Jerusalén y allí se informó entre sus habitantes acerca del lugar en el que el cuerpo de Jesús había sido clavado a la cruz. Este lugar era muy difícil de identificar porque los primeros perseguidores habían erigido allí una estatua a Venus, de modo que, cuando un cristiano quería venerar allí a Cristo, pareciera que rendía culto a Venus. Por esta razón, aquel lugar era poco frecuentado y casi había caído en el olvido. Mas (…) la pía mujer se dirigió al lugar que le había sido indicado por una señal celestial, hizo derribar cuanto había de vergonzoso y penoso y removió la construcción hasta lo profundo.

Los cronistas suelen revestir los acontecimientos con intervenciones divinas para darles más verosimilitud.

Esas incursiones sobrenaturales tienen su culminación con la llamada “leyenda áurea” de Jacobo de la Vorágine, escrita en el siglo XIII. Según este dominico, Santa Elena, al llegar a Jerusalén, preguntó a los judíos sobre el paradero de la Cruz; le habían indicado que la tenían escondida. Al parecer fueron bastantes reticentes al principio (se dice que existía una profecía según la cual si la Vera Cruz era encontrada por los cristianos “desde ese momento el pueblo judío no viviría más”) pero ella no se anduvo con formalidades ni remilgos y amenazó con quemar a todos los judíos a su alcance. Ante semejantes razones, le fue entregado un tal Judas que, según decían, sabía el lugar donde había sido escondida la Cruz. Una vez interrogado bajo tortura, le indicó el lugar y al estar sobre él, se difundió un perfume y un leve temblor del suelo. Ante el prodigio Judas se convirtió, y se bautizó tomando el nombre de Ciriaco; él mismo cavó hasta encontrar las tres cruces que estaban bajo aquel sitio y las exhibió a Santa Elena. Para determinar cuál de las tres era la de Jesús, hizo detener un cortejo fúnebre que pasaba por allí y acercó al muerto a cada una de las cruces. “Ante la última, el muerto resucitó y se pudo comprobar así que ésta era la cruz verdadera”. Los hechos debieron ser más sencillos y más cercanos a los descritos por Gelasio de Cesarea y recogidos por Rufino que las fabulaciones de Santiago de la Vorágine.

Lo que sí parece cierto es que Santa Elena ordenó desmantelar un templo dedicado a Venus y excavar en su subsuelo. En él se encontraron las tres cruces, los clavos y el titulus ( “INRI”). El dilema de más calado debió ser el de determinar cuál de las cruces era la de Cristo. Ambrosio de Milán y Juan Crisóstomo afirman que se encontró el titulus sobre la cruz del centro y eso fue concluyente.

También es razonable que se considerara como tal la que estaba taladrada, dado que el enclavamiento de Cristo es una excepción en la ejecución de la condena a muerte mediante la crucifixión. En el año 347, San Cirilo de Jerusalén, hace referencia expresa al madero de la Cruz; y, a partir de esa época, potenciada por el emperador y su madre, la Cruz se hace símbolo universal de la Iglesia, frente al crismón o al buen pastor anteriores.

Santa Elena dividió -al menos- en dos trozos (igual hizo con el titulus) el madero de la Cruz, quedando inicialmente uno en Jerusalén y llevándose consigo el otro a la capital imperial. Y todo parece apuntar que en ese madero está el origen de la Vera Cruz

Mucho después, en el año 614, el rey persa Cosroes II tomó Jerusalén y, tras la victoria, se llevó la Vera Cruz y la puso bajo los pies de su trono, como símbolo de su desprecio a la religión de los cristianos.

Tras quince años de luchas, el emperador bizantino Heraclio lo venció definitivamente en el año628. Poco después, en una ceremonia celebrada el 14 de septiembre de ese año, la Vera Cruz regresó a Jerusalén, llevada en persona por el emperador a través de la ciudad procesionalmente. Dice la leyenda que cuando el emperador, vestido con gran magnificencia, quiso cargar con la reliquia, fue incapaz de hacerlo, y no le fue posible hasta que no se despojó de todas las galas a imitación de la pobreza y la humildad de Cristo. Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la santa Cruz.

La iconografía cristiana ha encontrado en ello un tema inagotable de creación artística, sobre todo en la pintura: La invención y axaltación de la Santa Cruz del PIETRO DE LA FRANCESCA, en la capilla BACI de San Francisco, en Arezzo; las representaciones de Valdés Leal o Tintoretto; la más cercana a nosotros de Juan Niño de Guevara en la Iglesia de San Julián.. son algunos ejemplos.

Y ahora la gran pregunta que nos acecha e inquieta es ¿Qué hace Dios en una Cruz?¿Cómo es posible creer en un Dios crucificado por los hombres?¿Cómo puede subsistir y expandirse una religión fundada en una concepción tan absurda de Dios?
Ciertamente un "Dios crucificado" constituye una revolución y un escándalo para los judíos, necedad para los gentiles, que nos obliga a cuestionar todas las ideas que los humanos nos hacemos de Dios El "Dios crucificado" no es un ser omnipotente y majestuoso, inmutable y feliz, ajeno al sufrimiento de los humanos, sino un Dios impotente y humillado que sufre con nosotros el dolor, la angustia y hasta la misma muerte. Ante la Cruz, o claudica nuestra fe en Dios y lo matamos , o nos abrimos a una comprensión nueva y sorprendente de un Dios que, encarnado en nuestro sufrimiento, nos ama de manera increíble.
Ante el Crucificado empezamos a intuir que Dios es alguien que sufre con nosotros. “Solo un Dios que sufre nos puede salvar” ( D. BONHOEFFER) Porque nuestra miseria le afecta. Nuestro sufrimiento le salpica. No existe un Dios cuya vida transcurre al margen de nuestras penas, lágrimas y desgracias…también gozos , esperanzas y alegría ( GS,19). Él está en todos los Calvarios de nuestro mundo.

Este "Dios crucificado" no permite una fe frívola en un Dios al servicio de nuestros caprichos. Nos coloca de cara al sufrimiento, el abandono y el desamparo.
Los cristianos seguimos dando toda clase de rodeos para no toparnos con el "Dios crucificado". Hemos aprendido, incluso, a levantar nuestra mirada hacia la Cruz, pero miramos para otro lado ante los que hoy- tantos y tantos- siguen siendo crucificados. Pero la manera más auténtica de celebrar la Pasión y exaltar la Cruz es reavivar nuestra compasión.

Pero además hablamos de Cruz Gloriosa y lo pregonamos en los Oficios de la Pasión del Viernes Santo: “Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza. Jamás el bosque dio mejor tributo, en hoja, en flor y en fruto. ¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza, con un peso tan dulce en su corteza!

Y es que LA CRUZ DE JESÚS, es la otra Cara de la moneda, Es UNA ESTRATEGIA DE VIDA, no UN CAMINO DE MUERTE.

Cuando todo parecía terminado, ( Padre, a tus manos Todo está consumado y dicho esto entregó el espíritu )todo estaba empezando.

Porque Jesús quiso la Cruz, la deseó, la buscó y la abrazó, desnuda, sobria , austera.

Más sencilla... más sencilla.

Sin barroquismo,

sin añadidos ni ornamentos.

Que se vean desnudos 
los maderos,

desnudos

y decididamente rectos.

«Los brazos en abrazo hacia la tierra

el ástil disparándose a los cielos.»

Que no haya un solo adorno

que distraiga este gesto...

este equilibrio humano

de los dos mandamientos.

Más sencilla... más sencilla...

haz una cruz sencilla,

carpintero.

Sólo desde la Cruz se nos hace posible contemplar la realidad como es; es ella la que nos permite ir : MAS ADENTRO; MAS A FONDO, MAS AL INTERIOR;…y ahí reside su potencial glorioso. Pero una gloria invertida: no la que nosotros nos fabricamos, sino la que Dios quiere. En la Cruz los atributos de las realezas del mundo se trastocan: una corona, pero de espinas; un cetro, el patíbulo y un trono, la Cruz

Pese a ello, es una cruz gloriosa porque destroza todas nuestra teorías, nos descentra desde afuera hacia adentro. Atrás quedas nuestras vanas- glorias( palabra compuesta) o solo ante la Gloria de Dios. Una gloria tan excelsa y poderosa que nos engulliría si entrara en contacto nuestro (Moisés no pudo contemplar su rostro, porque no sobreviviría) Por eso Dios ha optado por colocar una distancia para que no quedemos engullidos en la insondable grandeza de su Misericordia y Majestad. Y esta distancia la marca con la Cruz, donde El muestra el rostro desfigurado del Siervo de Yahvé, ante quien se vuelve el rostro.

Si nos atrevemos a mirar cara a cara la cruz, no moriremos como les ocurrió a los israelitas en el desierto; al contrario mirar la cruz es la única forma de ver y contemplar el rostro de Dios.

Una mirada que ilumina nuestras oscuridades, nuestras noches y nuestras sombras.

Cuando Pilatos lo presento, hecho una piltrafa ante la multitud, y retó su compasión ECCE HOMO, podría haber concluido- y si no lo hacemos nosotros esta noche- con la insuperable e insólita profesión de fe : ECCE DEUS. ECCE HOMO ES ECCE DEUS; dos expresiones perfectamente intercambiables y bidireccionales: Ese Hombre en la cumbre del dolor es el Dios, Y ese Dios crucificado, en el cenit de la soledad, el desamparo y el dolor es el DIOS

Por eso los cristianos- y los cofrades- debemos, recuperar un pensamiento y una forma de vida centrada en la «teología de la debilidad»: que implica un giro en la visión de Dios: de ser primariamente “poder absoluto”, pasa a ser “absoluto amor”. Amor que se entrega. Sólo se justifica, el sufrimiento que se padece a causa de los que sufren. Y en ese sufrimiento Dios es, más que en ninguna parte, Dios. Dejad a Dios ser Dios . Su soberanía no se manifiesta en aferrarse a lo propio, sino en dejarlo, en dejar de ser El mismo; en rebajarse hasta adquirir la condición de esclavo, a aprender, sufriendo a obedecer .Se sitúa en un plano distinto del que nosotros llamamos fuerza: en la debilidad»

Las Cruces de Mayo, reviven hoy una religiosidad popular y , a la vez, una admirable verdad de los cristianos: NUESTRA GLORIA ES LA CRUZ

Por dondequiera brota en el aire la copla,

Cruz bendita de Mayo

siempre resplandeciente,

bendita y alabada

seas para siempre.

El portentoso símbolo, no por estar rodeado de cante, de baile, y de fiesta v pierde la razón de su hondo significado: es la cruz triunfadora, la cruz gloriosa

Y todo lo dicho nos afecta: La cruz es el símbolo inevitable de nuestro existir. ¡Cuán complejo resulta el misterio de nuestro vivir....! Anhelamos «ser felices», y apenas lo atisbamos en momentos puntuales; rehuimos el sufrimiento, pero éste se adhiere con demasiada frecuencia a nuestra carne.

Hay palabras que nos dan miedo, y una de ellas es «dolor».«Dad palabras al dolor», decía Shakespeare, «porque la desgracia que no habla murmura en el fondo del corazón hasta que lo quiebra». Hay tantas experiencias profundamente humanas que nos perderíamos si no estuviésemos dispuestos a asumir el dolor: amar a otra persona, ser padres, mirar a los ojos del que sufre...Decía Dante: «quien sabe del dolor, todo lo sabe».

Demasiado acostumbrados a ver la cruz como símbolo que adorna nuestros templos, nuestras casas, nuestro pecho, necesitamos redescubrir el sentido profundo de la cruz, mirar al Crucificado con los ojos del corazón. Entonces nos encontraremos, al fondo, con los dolores que nos aquejan: la angustia del hijo que se nos pierde, el fracaso del amor que se desmorona, el rostro contraído de todas las víctimas inocentes... Y resonará en nosotros el canto de Isaías: «Él cargó con todas nuestras culpas y delitos».

El grito y el silencio de la cruz ratifican que nos está permitido preguntar y dudar, porque Dios se ha hecho solidario de nuestras dudas. El la superó. Creer en el Dios débil del Crucificado nos enseña a ver el mundo desde los crucificados y nos impide pasar de largo a su lado.

Mas la cruz de Cristo está iluminada por el fulgor de la Resurrección. Esa luz del crucificado irrumpe en nuestras vidas; seamos profetas, vigías que velan por la vida, que sostienen la esperanza.

Muerte y vida están entretejidas,

se hiende la tiniebla y zigzaguea el rayo de luz,

la noche engendra el día, las zarzas también tienen flor;

del grano brota la espiga; en el monte calvario apunta el Tabor.

El siervo crucificado es ensalzado como Cristo Señor.

Las muertes de cada día son semilla de Resurrección.

La Cruz tiene su complemento en la Madre dolorosa ante su hijo crucificado y, una vez bajado, inerte y en paz. Con esa imagen doliente se siguen identificando las mujeres, las madres que permanecen junto al ser querido clavado en el sufrimiento.

Cómo acertó el gran teólogo D. BONHEFFER

Los hombres en su dolor llegan a Dios,

Imploran su ayuda, felicidad, pan

Que salve de la enfermedad, de culpa y muerte a los suyos

Eso lo hacen todos, todos :cristianos y paganos

Los hombres se acercan a Dios en el dolor de Dios

Y lo hallan pobre, insultado, sin abrigo, sin pan

Lo ven vencido y muerto por nuestro pecado, ¡Oh Señor!

Los cristianos permanecen con Dios en la pasión”

Dos palabras y un Himno

La primera es: COMPASIÓN DE DIOS CRUCIFICADO que nos dice a cada uno

No hay dolor humano que no sea mi dolor.

No hay ojos que lloren sin que llore yo.

Mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias.

Nadie puede herirme sino de piedad y amor.

Yo soy todos, todos son yo.

Y la otra palabra, GRACIAS, a todos los que habéis hecho posible este acto

Y un Himno, el de los laudes del día de la Exaltación de la CRUZ

Brille la cruz del Verbo luminosa,

Brille como la carne sacratísima

De aquel Jesús nacido de la Virgen

Que en la gloria del Padre vive y brilla.

Gemía Adán, doliente y conturbado,

Lágrimas Eva junto a Adán vertía;

Brillen sus rostros por la cruz gloriosa,

Cruz que se enciende cuándo el Verbo expira.

¡ Salve cruz de los montes y caminos,

junto al enfermo suave medicina,

regio trono de Cristo en las familias,

cruz de nuestra fe, salve, cruz bendita!

Reine el señor crucificado,

Levantando la cruz donde moría;

Nuestros ojos enfermos buscan luz,

Nuestros labios, el río de la vida.

Te adoramos, oh cruz que fabricamos,

Pecadores, con manos deicidas;

Te adoramos, ornato del Señor,

Sacramento de nuestra eterna dicha. Amén

He dicho

Francisco Aranda Otero, delegado episcopal de Hermandades y Cofradías de la Diócesis
Texto íntegro de las 29ª Consideraciones en torno a la Cruz de las Cofradías Fusionadas


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