La Navidad es esa celebración donde nos damos permiso de ser felices, la que hace de diciembre un mes especial, en el que muchas personas se animan a soñar y a reír, a olvidar los problemas.
Un mes escaso lleno de reconciliaciones, unión y solidaridad, unos días para sentir la paz tranquilizadora.
Pero tristemente la Navidad, se ha convertido en una celebración donde Jesús, el protagonista, no ha sido invitado. Hay regalos, fiestas, comidas, etc. pero lo que cada vez menos se tiene en el corazón es al Señor de la Navidad. Las calles se llenan de luces, sin embargo aquel que dijo “yo soy la luz del mundo” está ausente.
Hoy en el mundo se ignora que sin Jesús en el corazón, la navidad no dejara de ser la celebración que escasamente dura un mes y luego, de nuevo la tristeza, la ansiedad, la preocupación por el futuro, y regresa también la desesperanza.
¡Qué distinta una Navidad teniendo en nuestras vidas a Jesús!, el Señor de la Navidad, es entonces cuando la celebración se convierte en una fiesta no sólo de un mes, sino en una celebración que dura toda la vida.
Amigos, que Jesús en el corazón nos de una Navidad diferente, donde dar sea antes que recibir, donde la soledad no tenga cabida para nadie, donde la reflexión sea la esencia de lo marcará todo nuestro año venidero.
Que en esta Navidad tengamos presente a Aquel que todo lo dio por amor a nosotros.
¡¡Feliz Navidad!!
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