viernes, 30 de mayo de 2008

DEVOCIÓN A MARÍA (por Javier Ayora)

Doscientos mil libros, rastros documentales de cinco mil apariciones, incontables obras de arte en diferentes estilos, esculturas, pinturas, representaciones iconográficas. La figura de María forma parte inseparable de la Historia. Autores como Vittorio Messori o Silvie Barnay han profundizado en el significado de la devoción mariana. Las inscripciones encontradas en una iglesia sinagoga de Jerusalen, muy anteriores al concilio de Éfeso, que expresan las palabras Kaire Maria, y Virgen Hermosa en armenio antiguo prueban que el culto mariano procede de los primeros tiempos del cristianismo. Las referencias más antiguas de apariciones marianas procederían de Gregorio de Nisa, y habría que tener en cuenta la tradición de la aparición al Apostol Santiago en el Pilar de Zaragoza. La devoción mariana alcanzaría un momento culminante en la Edad Media europea. El Salve Regina se remonta a tiempos de Carlomagno. Es la época de las homilías marianas de San Bernardo de Claraval, de la Orden del Temple y de la caballería espiritual. Una tradición dice que el Císter es un río de oro que sigue los pasos de María. En España es la época de San Fernando y de las Cantigas de Sancta María, de Alfonso X. Santo Domingo de Guzmán y el beato Alain de la Roche extenderán el Rosario. La amplitud de temas relacionados con la mariología hacen que consideremos dos asuntos relacionados con la historia y espiritualidad de la Vera+Cruz de Málaga. Me refiero en primer lugar a la Inmaculada Concepción. Marca un lapso de tiempo amplio en la Historia de España y se inscribe en las polémicas entre maculistas e inmaculistas durante varios siglos. La Inmaculada Concepción fue prefigurada teológicamente por Duns Escoto, defendida por franciscanos, jesuitas, y las órdenes militares (Santiago, Alcántara, Montesa y Calatrava), frente a la postura contraria de los dominicos. Fue aprobada como dogma por Pio IX, y manifestada por la Vírgen durante las apariciones de Lourdes. En una época en que los caballeros hacian el voto de sangre de defender con su vida la verdad de que la Virgen Maria “fue concebida sin mancha de pecado original y no pecó en Adán”, recordamos que la Vera+Cruz defendió la Inmaculada Concepción en la ciudad de Málaga. Este dogma ha sido la razón de ser de algunas órdenes religiosas como las Concepcionistas, o en una época más reciente, los Franciscanos de la Inmaculada de Maximiliano Kolbe.
El segundo motivo para contemplar la figura de María desde la Vera+Cruz es el Dolor de Nuestra Señora. La devoción a los misterios dolorosos del Santo Rosario, o al Rosario de los Siete Dolores o Corona Dolorosa, devoción muy extendida entre los servitas, conduce a una meditación de la Pasión de Cristo. Alcanza su expresión más clara en los escritos de San Alfonso de Ligorio, del cual reproduzco los siguientes textos, en los que merece la pena detenernos. El Cuarto Dolor es el encuentro de María con Jesús camino del Calvario. “¡Qué exceso de dolor fue para ella ver los clavos, los martillos y los cordeles que llevaban delante los verdugos y todos los horribles instrumentos para matar a su Hijo!¡Y qué espada para su corazón el oír la corneta que anunciaba la sentencia contra su Jesús!.........Ve a un joven cubierto de sangre de pies a cabeza, con una corona de espinas, con una pesada cruz sobre las espaldas; lo contempla y casi no lo conoce, diciendo entonces con Isaias: No tenía apariencia ni presencia”. “Finalmente se miraron; el Hijo apartándose de los ojos un grumo de sangre que le impedía la visión, como le fue revelado a Santa Brígida, miró a la Madre, y la Madre miró al Hijo. Y sus miradas llenas de dolor fueron como otras tantas flechas que traspasaron aquellas dos almas enamoradas.” Quinto Dolor. La muerte de Jesús.”Apenas llegado al Calvario el Redentor rendido de fatiga, los verdugos le despojaron de sus vestiduras y clavaron a la cruz sus sagradas manos y sus pies con clavos, no afilados sino romos para más atormentarlo, como dice San Bernardo…..Cuantas eran las llagas en el cuerpo de Cristo, otras tantas eran las llagas en el corazón de María. El que entonces se hubiera hallado en el Calvario, dice san Juan Crisóstomo, hubiera encontrado dos altares en que se consumaban dos grandes sacrificios: uno en el cuerpo de Jesús y otro en el corazón de María. Pero más acertado me parece lo que dice san Buenaventura de que había un solo altar, es decir, la sola cruz del Hijo, en la cual, junto con la víctima que era este Cordero divinal, se sacrificaba también la Madre…”
Dolores, gozos, glorias, advocaciones, devociones, dogmas, milagros, expresan una profundidad inagotable. La Señora ha estado presente en todos los momentos de la Iglesia, especialmente en los más difíciles. Pues Ella es la Corredentora, Abogada, y Mediadora de todas las gracias. Auxilio de los Cristianos, Madre del Juez que nos va a juzgar, Abogada de todos los juzgados celestiales….ORA PRO NOBIS.

AVE MARIA GRATIA PLENA.

Javier Ayora.
Devoto de Nuestra Señora.

lunes, 26 de mayo de 2008

Fiesta del Corpus Christi

Historia
Esta fiesta se celebra en la Iglesia Latina el Jueves siguiente al Domingo de Trinidad para conmemorar solemnemente la institución de la Sagrada Eucaristía.
Del Jueves Santo, que conmemora este gran evento, se hace mención como Natalis Calicis (Nacimiento del Cáliz) en el Calendario de Polemio (448) para el 24 de Marzo, siendo el día 25 de Marzo considerado en algunos lugares como el día de la muerte de Cristo. Este día, sin embargo, estaba en Semana Santa, un tiempo de tristeza, durante el cual se espera que las mentes de los fieles se ocupen con pensamientos de la Pasión del Señor. Más aún, tantos otros actos tenían lugar en este día que el acontecimiento principal casi se perdía de vista. Esto se menciona como la razón principal para la introducción de la nueva fiesta, en la Bula “Transiturus”.
El instrumento de que se valió la Divina Providencia, fue Santa Juliana de Monte Cornillon, en Bélgica. Nació en 1193 en Retines cerca de Lieja. Huérfana a temprana edad, fue educada por las monjas Agustinianas de Monte Cornillon. Allí, andando el tiempo hizo su profesión religiosa y más tarde llegó a ser superiora. Intrigas de diversas clase la condujeron en varias ocasiones fuera del convento. Murió el 5 de Abril de 1258 en la Casa de las monjas Cisterciences en Fosses, y fue sepultada en Villiers.
Juliana, desde su temprana juventud, tuvo una gran veneración por el Santísimo Sacramento, y siempre anheló una fiesta especial en su honor. Se afirma haberse incrementado este deseo por una visión de la Iglesia bajo la apariencia de la luna llena que tenía un punto negro, el cual significaba la ausencia de tal solemnidad. Ella hizo conocer sus ideas a Robert de Thirete, entonces Obispo de Lieja, al erudito Dominico Hugo, más tarde cardenal legado en los Países Bajos, y a Jacques Pantaléon, entonces Archidiácono de Lieja, después Obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén, y finalmente Papa Urbano IV. El Obispo Robert quedó favorablemente impresionado, y, puesto que los obispos ya tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, convocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se realizara el siguiente año, también que un monje llamado Juan escribiera el Oficio para la ocasión. El decreto se conserva en Binterim (Denkwürdigkeiten, V, 1, 276), junto con partes del Oficio. El Obispo Robert no vivió para ver la ejecución de su orden, pues murió el 16 de Octubre de 1246; pero la fiesta fue celebrada por primera vez por los cánones de San Martín de Lieja. Jacques Pantaléon se convirtió en papa el 29 de Agosto de 1261. La hermitaña Eva, con quien Juliana había pasado algún tiempo, y quien también era una ferviente adoradora de la Sagrada Eucaristía, ahora recomendó encarecidamente a Enrique de Guelders, Obispo de Lieja, que solicitara al papa extender la celebración al mundo entero. Urbano IV, siempre un admirador de la festividad, publicó la Bula “Transiturus” (8 de Septiembre de 1264), en la cual, después de haber ensalzado el amor de Nuestro Señor como se expresaba en la Sagrada Eucaristía, ordenó la celebración anual de Corpus Christi en el Jueves siguiente al Domingo de Trinidad, concediendo al mismo tiempo muchas indulgencias a los fieles por su asistencia a la Misa y al Oficio. Este Oficio, compuesto a solicitud del papa por el Doctor Angélico Santo Tomás de Aquino, es uno de los más bellos en el Breviario Romano y es admirado aún por los Protestantes.
La muerte del Papa Urbano IV (2 de Octubre de 1264), poco después de la publicación del decreto, obstruyó un poco la difusión de la festividad. Clemente V tomó de nuevo el asunto en sus manos y, en el Concilio General de Viena (1311), una vez más ordenó la adopción de la fiesta. Publicó un nuevo decreto que incorporaba el de Urbano IV. Juan XXII, sucesor de Clemente V, recomendó con insistencia su observancia.
Ningún decreto habla de la procesión teofórica como una característica de la celebración. Esta procesión, ya celebrada en algunos lugares, fue dotada con indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV.
La fiesta fue aceptada en 1306 en Colonia; Worms la adoptó en 1315; Estrasburgo en 1316. En Inglaterra fue introducida desde Bélgica entre 1320 y 1325. En los Estados Unidos y algunos otro países la solemnidad se celebra en el Domingo siguiente al de Trinidad.
En la Iglesia Griega la fiesta del Corpus Christi se conoce en los calendarios de los Sirios, Armenios, Coptos, Melquitas, y en los Rutenianos de Galicia, Calabria y Sicilia.


GUÉRANGER, The Liturgical Year (tr. Worcester, s.d.) ; BUTLER, Feast and Fasts; KELLNER, Heortologie (2nd ed., Freiburg, 1906); Der Katholic (Aug., 1898), 151; BÄUMER Gesch. des Breviers (Freiburg, 1895).
FRANCIS MERSHMAN Transcrito por Stephen M. LaChance Traducido del Inglés por Daniel Reyes V.




Ayer representamos a la Cofradía en la Procesión del Corpus, se levantó un día nublado y aunque terminó lloviendo recordamos aquellas rima que dice: Tres jueves tiene el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Cristi y el día de la Ascensión, aunque ya no se celebra en jueves bien es cierto que el sol volvió a salir para ver al Sol de la Fe. Os dejo una fotillo (sí, sí, la niña de Comunión es nuestra carráncana Paloma).

jueves, 22 de mayo de 2008

ESTAUROTECAS (XXIII) (Por Pedro Matías)




Cruz del Tesoro de Hofburg (Viena)Se trata de la simple madera de la Cruz de Cristo bordeada en oro que sería usada como cruz procesional colocada sobre un mástil.Está expuesta en la Cámara del Tesoro del Palacio de Hofburg, en Viena, junto a otros valiosos objetos, tanto sagrados como seculares, amasados por los Habsburgo a través de los siglos, y que ocupan 21 salas. Estos tesoros comprenden las joyas de la corona y las insignias del Sacro Imperio Romano GermánicoEntre estas piezas destacan las coronas y orbes de emperadores y, en la misma urna de la estauroteca, una cruz procesional de gran tamaño realizada en oro y decorada con cabujones y perlas y la punta de la Sagrada Lanza, considerada como la que usó Longinos para atravesar el costado de Cristo.

martes, 20 de mayo de 2008

XXIV Consideraciones en torno a la Cruz (Juan María Martín Vergara)


Señor don Francisco García Mota, Deán de la S.I.C.B.
Señor don Jesús Castellano Guerrero, vicepresidente de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga.
Señor don Eduardo Rosell Vergara, hermano mayor de las Cofradías Fusionadas y demás miembros de la Junta de gobierno de las Cofradías Fusionadas.
Hermanos y Cofrades, amigos todos.

En primer lugar quisiera dar las gracias, aunque resulte un tópico, a las Cofradías Fusionadas por haber tenido la idea de elegirme para hoy estar en este atril para hablar de la Cruz. Que duda cabe que a todos en nuestro corazoncito estos actos y designaciones nos enorgullecen, aunque públicamente neguemos esta realidad. Pero el motivo de agradecer a la cofradía mi designación es más de tipo personal, pues como consecuencia de ello, al tener que prepararlo y escribirlo, he tenido que leer, releer e interpretar multitud de textos, textos que me han hecho recapacitar sobre el significado de la Cruz, lo que para mi ha supuesto una auténtica experiencia gratificadora y, supongo, de crecimiento personal. Así que gracias a los integrantes del grupo de Vera+Cruz por la propuesta y a la Cofradía por admitirla.
En segundo lugar he de agradecer las palabras que mi presentador ha dicho, como en una ocasión pretérita ya dije, creo que sus palabras salen más de su corazón movidas por la amistad que nos tenemos. Gracias Pepe.
No me adornan entre mis cualidades la poética ni el don de la declamación, tan sólo soy un mero aprendiz de investigador, y además investigador consorte.
Cuando nos acercamos por primera vez al significado de la Cruz, una de las primeras ideas que te asaltan es que los “cristianos” tenemos por símbolo un medio de tortura y muerte, y así debieron entenderlo los primeros creyentes pues utilizaron otros símbolos para identificarse tales como el pez, el buen pastor o el cordero.
Antes de la Pasión de Cristo la Cruz connotaba vileza, aridez, ignominia, tenebrosidad, muerte y hedor.
Vileza porque las cruces se confeccionaban con materiales de ínfima clase.
Aridez, porque el suelo del monte Calvario era estéril.
Ignominia, porque la crucifixión constituía un género de suplicio generalmente aplicado a los ladrones.
Tenebrosidad, porque la cruz era un instrumento siniestro y feo.
Muerte porque los crucificados inevitablemente morían.
Cuando somos capaces de sobrepasar esta primera impresión toda esta parte oscura y siniestra que a primera vista puede representar la cruz se convierte por el contrario en una luminosa realidad que nos transforma.
La transformación del significado de la cruz ocurre cuando nos acercamos a ella tras comprender que es un símbolo de amor, un símbolo del amor que Dios tiene a los hombres. Cuando no se llega a comprender este significado ocurre como nos dice San Pablo “…también los judíos piden milagros y los griegos buscan sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles”.
Ya he confesado que tan sólo soy un aprendiz de investigador, un pobre plumilla, de tal modo que las consideraciones que expondré ante tan respetable y entrañable público girarán sobre la historia de la Cruz y de nuestra Hermandad para finalizar con unas reflexiones entorno a la Cruz.
Uno de los más preciados objetos que posee las Cofradías Fusionadas, sino el más importante, es una reliquia de la Santa Vera Cruz, reliquia que vino hasta la cofradía gracias a la mediación de Rvdo. Padre Federico Gutiérrez en el año 1.984.
La historia de la Vera-cruz y los avatares por los que ha pasado es una mezcla de la historia, la leyenda y la tradición. Y si me lo permiten haré una sucinta referencia a la misma.
Durante los primeros siglos de nuestra era, la existencia de la Vera+Cruz no era un tema en el que se prestara mucha atención, incluso podemos imaginar que los primeros cristianos vieran con cierta aversión el medio por el que se dio muerte a nuestro Señor, debiendo esperar hasta los inicios del siglo IV para que ésta haga su reaparición en la historia.
En las orillas del Danubio, los pueblos bárbaros, esperaban el momento de asaltar las fronteras del Imperio Romano, eran los tiempos en que gobernaba el imperio Constantino. No debían ser muy favorables las perspectivas del emperador dada la asimetría de medios de ambos bandos, según se nos cuenta. Constantino sintió un miedo extraordinario y aquella noche mientras dormía tuvo un sueño.
Un ángel, tras despertarlo, le mostró una señal que había aparecido en el cielo, dos luminosos rayos de luz se entrecruzaban y formaban una Cruz. Junto a ello se podía ver una inscripción que parecía formada por letras de oro y que decía “In hoc signo vinces” (Con esta señal, vencerás). A la mañana siguiente, tras consultar su sueño con sus colaboradores, el emperador mandó construir una Cruz y a modo de estandarte la puso al frente de sus tropas portada por un abanderado. Comenzada la batalla la suerte sonrió a Constantino y sus tropas, quienes consiguieron vencer a sus enemigos pese a la desproporción existente entre sus fuerzas.
Tras la batalla, Constantino se preguntaba cuál era el significado de este nuevo signo que le había sido tan propicio en la batalla, de esta forma reunió a los sacerdotes de las distintas religiones del imperio, así como a los que servían en los diversos oráculos para interrogarles sobre ello; sin embargo éstos no supieron darle una explicación.
Los únicos que sabían el significado de aquello eran los cristianos, pero éstos no era bien vistos por los gobernantes ni por los sacerdotes de las otras religiones, aunque finalmente fueron preguntados por el significado de aquel suceso y estos instruyeron al emperador en el significado y misterio de la Santa Cruz y la fe en la Trinidad.
Constantino envió a su madre santa Elena a Jerusalén, a buscar la santa Cruz, una vez en tierra Santa, santa Elena convocó una asamblea de sabios judíos a fin de que estos les informasen del paradero de la Cruz, entre ellos se encontraba uno llamado Judas que era depositario de una tradición o secreto familiar, tenían el conocimiento del lugar donde ejecutaron a Cristo y donde se encontraba oculta la Cruz.
Tras preguntar Elena a los judíos convocados, estos negaron cualquier conocimiento pero tras ser amenazados con la hoguera, señalaron a Judas como el único conocedor de este asunto. Judas inicialmente no respondió a los requerimientos de Elena y como método coercitivo fue arrojado al interior de una cima sin alimentos ni agua a fin de ir debilitando su voluntad, lo que ocurrió al llegar el séptimo día.
Judas condujo a Elena hasta un templo dedicado a la diosa Venus por orden del emperador Adriano, que lo mandó edificar con el fin de alejar del lugar a los cristianos. Santa Elena, mandó demoler el templo y arrasar todo el terreno, y el judío Judas señaló el lugar donde se encontraba la cruz, tras excavar en el lugar señalado aparecieron tres cruces.
¿Cómo distinguir la verdadera Cruz de Cristo?. Santa Elena estaba convencida de que un prodigio o algo maravilloso daría la solución; en este punto nuevamente aparecen distintas versiones, bien que al poner sobre la cruz el cadáver de un joven, éste resucitó, o en otras versiones la curación de una mujer agonizante; otra versión es mucho menos prodigiosa pues fue reconocida por Macario, obispo de Jerusalén, por el letrero que Pilatos había mandado clavar en su cabecera.
Tras su descubrimiento, uno de los trozos de la Cruz fue remitida a Roma, al emperador Constantino, y la otra quedó en Jerusalén guardada en una arqueta de plata, a la vez que en el lugar del hallazgo se edificó una iglesia donde se conservó el trozo de la cruz.
Años más tarde, en el 615, el rey Cosroas, rey de los Persas conquistó la ciudad de Jerusalén, apoderándose del trozo de la Santa Cruz que Santa Elena dejó en la capilla que se edificó en el monte Calvario.
Cosroas trasladó el trozo de la Santa Cruz a su palacio donde hacia mofa y desprecio de ella, colocándola a sus pies.
Heraclio, emperador de Oriente, presentó batalla a Cosroas. Existen distintas versiones de cómo sucedieron los hechos y no nos vamos a entretener en estos extremos, pero sí quisiéramos referirnos a un suceso que aconteció a Heraclio cuando se disponía a entrar con la Cruz en Jerusalén.
Al intentar Heraclio acceder por la puerta de la ciudad de Jerusalén, ésta se vino abajo formando un muro infranqueable, no dejando al emperador que ataviado con sus mejores galas intentaba entrar en la ciudad. Sobre el muro recién formado apareció un ángel, enarbolando una Cruz y dijo: “cuando el rey de los cielos poco antes de su Pasión entró por estas puertas, no lo hizo con regio boato, sino modestamente montado sobre un borriquillo y dando un claro y perpetuo ejemplo de humildad a todos los que pretenden considerarse discípulos suyos”.
Tras oír lo dicho por el ángel, Heraclio se despojó de sus ricas vestiduras y calzado, quedando con tan sólo una camisa. Cogiendo en su mano la Cruz se dispuso a entrar en la ciudad, y en ese momento la muralla recién formada desaparece dejando franco el paso al Emperador.
En el edificio que hoy nos acoge se encuentra una pintura que representa dicho episodio, obra del pintor Juan Niño de Guevara, si bien hoy no está en la capilla, lo es de forma temporal gracias al proceso de restauración y conservación al que está siendo sometida gracias a nuestro Ayuntamiento.
Hoy podemos hacer nuestras las palabras de Heraclio cuando exclamó:

¡Oh Cruz, célebre en todo el orbe,
digna de ser entrañablemente amada por los hombres,
más santa que cualquiera de las cosas que hay en el mundo y más luminosa
que todos los astros juntos del cielo!.
¡Tú sola mereciste el insigne privilegio de tener colgado en tus brazoal
mayor tesoro del universo!.
¡Oh dulce madero! ¡Oh dulces clavos!
¡Oh dulce espada! ¡Oh dulce lanza!
¡Oh cruz bendita, que soportaste sobre ti tan dulce peso!.
¡Salva a cuántos militamos bajo tu bandera y estamos hoy reunidos aquí
tributándote este homenaje.


Nuestra ciudad abrazó el cristianismo en los primeros siglos de nuestra Era, señalando algunos autores incluso que nuestra ciudad fue fundada por el mismísimo Longinos, otros atribuyen la conversión de la ciudad a la visita de Santiago o incluso a San Pablo, no es misión nuestra entrar en estas disquisiciones, pero sí afirmar lo temprana de la conversión de nuestros antepasados al cristianismo, y afortunadamente la religión arraigó profundamente entre sus gentes dejándonos ejemplos tan importantes como los de nuestros Santos Patronos, San Ciriaco y Santa Paula, mártires por su fe, o San Patricio, obispo de nuestra ciudad en los albores del siglo IV.
Tras la invasión sarracena, aún quedaron grupos de irreductibles que no renegaron de su fe como el caso de Omar Ben Hafsun que se mantuvieron firmes en las montañas cercanas a Bobastro, aunque paradigmática es la presencia de Santa Argentea, hija de Omar.
Durante la dominación sarracena, no dejaron de florecer hombres y mujeres que dieron un claro ejemplo a sus conciudadanos en la perseverancia en la fe y celo cristiano; pero hemos de esperar al verano de 1488 para que nuevamente la Cruz vuelva a presidir nuestra ciudad. El 18 de agosto de ese año, los Reyes Fernando e Isabel, hicieron ondear su pabellón en las torres de la Alcazaba y Gibralfaro.
La ciudad se recristianiza, se erigen las nuevas parroquias y hospitales y se consagra para Catedral la antigua Mezquita mayor; y se elige como primer obispo de la diócesis al limosnero de la Reina, don Pedro de Toledo, desde entonces la cruz volvió a rematar las torres de nuestras iglesias y las espadañas de nuestros conventos y se hizo objeto habitual en la vida de nuestros conciudadanos.
Este acto que actualmente se está desarrollando en este lugar es un acto de la Archicofradía de la Vera+Cruz ¿Pero dónde queda nuestra Cofradía? Pues queda en un lugar preeminente dentro de la historia de las Cofradías y Hermandades de nuestra ciudad, pues dos años más tarde de la conquista de la ciudad, es decir, en 1490 se recoge la primera noticia que tenemos con referencia a la Veracruz.
Se refiere a una ermita que edificio Alonso de Ribera en el camino de Vélez, entre el monte de Gibralfaro y de San Cristóbal. Años más tarde Alonso de Ribera sintió la vocación religiosa y ofreció a la orden mercedaria la donación de dicha ermita y tierras, a cambio de su entrada en religión, lo que fue aceptada por dicha orden en el capítulo celebrado en Sevilla el día 23 de marzo de 1499, tomando posesión para levantar en dicho lugar un nuevo convento.
No sabemos si en esta ermita germinó la semilla que dio lugar a la hermandad de la Vera+Cruz, algo que es posible pero no podemos afirmar. Sí sabemos que la hermandad radicó en el hospital de Santa Ana, y en la escritura fundacional del mecionado hospital de 1503, don Iñigo Manrique invita a cualquier Cofradía o Hermandad a asentarse en el hospital para ayudar a los enfermos, ofreciéndoles sitio. Posiblemente esta invitación fue recogida por nuestra hermandad y se decidió a establecerse en el mencionado hospital, abandonando su sede previa.
Ya en esta sede, en el mes de abril de 1505 fueron aprobados los primeros Estatutos de nuestra Hermandad, hecho que hemos celebrado brillantemente durante todo el año pasado.
El prestigio de la Cofradía de la Vera+Cruz debió alcanzar cotas muy altas conforme avanzaba el siglo, de tal forma que a mediados del mismo, concretamente en 1561 como consecuencia de la sequía que sobrevino a la ciudad, la Cofradía pidió al obispo fray Bernardo Manrique autorización para poder realizar un procesión de rogativa pidiendo el preciado agua, y tras consulta con el Cabildo Catedralicio se determinó aprobar dicha salida para el día 15 de abril, acompañado por los beneficiados de las distintas parroquias de la ciudad, realizando la estación penitencial que tenían por costumbre realizar el Jueves Santo.
Otra muestra del prestigio que fue alcanzado por nuestra Cofradía nos lo encontramos cuando este mismo año, 1561, se otorgaron poderes por parte de la Cofradía a favor de Hernando de Torres, hermano del arcediano de Vélez, don Francisco, que se encontraba en la Secretaría apostólica, para que don Hernando lograra ciertas bulas e indulgencias de la Cámara Apostólica.
El hito más importante para nuestra Cofradía de la Santa Vera+Cruz durante el siglo XVI, se produce en el año de 1584, cuando desde el Hospital de Santa Ana se traslada al Convento franciscano de San Luís el Real, donde ocupará una estancia que antiguamente fuera refectorio y que se encontraba situado entre los dos claustros del monasterio.
En estos años la Cofradía realizaba dos salidas penitenciales, la del Jueves Santo y la del día de la Cruz en el mes de mayo, con el paso al convento seráfico éstas se verán más lucidas al contarse con la participación de los religiosos en las mismas, así como procesionarse junto a las insignias e imágenes propias de la hermandad, la imagen de San Francisco y la cruz de las reliquias, propiedad del convento, en contrapartida, la cofradía se compromete a participar de forma institucional en la octava del Corpus y el día de San Francisco, acompañando al monasterio.
El obispo Juan Antonio Moscoso trajo un aire nuevo a nuestra diócesis. Para nuestra Cofradía supuso igualmente un hito en nuestra historia, al agregar a todas las cofradías de sangre a la Vera+Cruz, incluida la de Jesús de la Sangre de la Merced, por su auto de fecha 17 de marzo del año 1606. Muy posiblemente este auto fuera motivado por las frecuentes disputas entre hermandades en cuanto a la preeminencia de unas sobre otras, lo que ocasionaba continuos pleitos y rencillas.
Un contrato realizado por la Hermandad con los ministriles de la catedral para que estos acompañaran a la Cofradía con la capilla musical nos habla de las salidas procesionales que se realizan en el año 1634, la que se efectúa el Jueves Santo, la de la Santa Cruz y la del Santísimo Sacramento o fiesta del Corpus.
Dos años más tarde, es decir en 1636 un nuevo contrato para el acompañamiento musical, nos indica el recorrido que nuestra cofradía realiza el Jueves Santo. En primer lugar la hora de salida se establece a las 2 de la tarde y partiendo desde el convento franciscano, discurría por la calle de Carreterías para entrar posteriormente por la Puerta Nueva y seguir por la calle de la Compañía o de San Sebastián hasta los Mártires, desde aquí seguía por calle Mosquera hasta salir por lo que se denominaba Puerta de San Francisco, entrando nuevamente al convento franciscano.
La Hermandad debía de seguir creciendo y complicándose progresivamente en lo tocante a su gestión y dirección hasta tal punto de encontrarnos repetidas solicitudes de renuncia al cargo de mayordomo. Parece que más que un honor tal designación se convertía en una carga para el designado y de este modo podemos ver como Juan Jacinto Vázquez en 1634 hace renuncia de su cargo a cambio de entregar a la Cofradía 100 reales.
Junto a este signo indirecto nos encontramos que en el año 1646 se nombró a un mayordomo específico para el Barrio de la Ollería y cinco años más tarde son cuatro los mayordomos que se nombran, dos para los Barrios Altos y otros dos para los Barrios Bajos.
El pasado año celebramos el 150 aniversario del Dogma de la Inmaculada, pero casi doscientos años antes, el 25 de marzo de 1659 se reunieron en cabildo los hermanos del Santo Cristo Crucificado de la Vera+Cruz y “hacen voto de guardar y confesar y defender en público y en secreto la pureza y limpieza de la pura y limpia Concepción de Nuestra Señora la Virgen Santa María, concebida sin mancha de pecado original”. Este voto concepcionista acompaña a nuestra Cofradía hasta el día de hoy.
Si algo distingue a nuestra Hermandad son los frutos que dio a lo largo de su discurrir histórico. Como ramas del frondoso árbol de la Vera+Cruz son la Hermandad del Santo Sudario (1642), Hermandad de San Juan Evangelista (1644), Hermandad de la Esclavitud de Nuestra Señora de la Soledad (1647), Hermandad del Santísimo Cristo Crucificado (1646) y la Hermandad de Jesús Nazareno (1658), junto a ellas igualmente se encuentra la Hermandad de Ntra. Sra. de los Ángeles y la de San Diego.
Como ya hemos referido, la capilla que poseía la Archicofradía se encontraba fuera de la iglesia conventual, entre los dos claustros del monasterio, esta situación llevó a que por parte de los hermanos de la Archicofradía y de sus Hermandades filiales se buscara una mejor ubicación para sus titulares, de este modo, en 1706 fueron los hermanos del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz quienes acordaron el paso de esta imagen a la capilla de San Diego, que era propiedad del Marqués de Valdesevilla, don Alonso de Figueroa, no sabemos cuanto duró la estancia del Cristo en esta capilla, pues en el año 1761 nuevamente se traslada la mencionada imagen desde su capilla entre los claustros a la capilla de Ntra. Sra. de los Ángeles, propiedad del Conde de Miraflores de los Ángeles. Este ir mudando de capilla, dio en ocasiones motivo para disputas entre la Archicofradía y Hermandades filiales.
Uno de los primeros ejemplares de prensa local de nuestra ciudad y que ha llegado hasta nosotros, es el Semanario de Málaga, quien en la edición del 3 de abril de 1798 nos informa de las procesiones de este año y así nos dice:
“El Jueves Santo por la tarde del referido Covento (se refiere al de San Luis), el Señor de la Oración de Huerto, el de la Vera+Cruz, Jesús el Rico, S. Juan y la Virgen).
El siglo XIX no fue un buen siglo para nuestras cofradías, las guerras y vaivenes políticos que convulsionaron el siglo y las relaciones entre la Iglesia y el Estado no fue el mejor escenario para que nuestras Hermandades se desarrollaran. La invasión francesa con sus episodios de pillaje, cierre de conventos e iglesias, maltrataron a muchas hermandades dejando a muchas de ellas casi en la extenuación, tras la recuperación del trono por Fernando VII, las cosas volvieron a discurrir con mejor cariz para ellas.
La Virgen que algunos autores dicen no tener nombre, en el inventario del año 1831, se le denomina Ntra. Señora de los Dolores.
Pero el hecho que más repercutió en nuestra Archicofradía fue el proceso desamortizador de bienes del clero que llevó a la exclaustración; como consecuencia de ello nuestra hermandad hubo de abandonar el convento franciscano y trasladarse a la iglesia de la Concepción, donde permaneció hasta su traslado definitivo a la iglesia parroquial de San Juan.
Si la exclaustración tuvo un efecto muy negativo sobre los conventos de nuestra ciudad, las cofradías también se vieron perjudicadas, y aunque la potencia económica de las mismas era muy reducida, fueron igualmente privadas de sus bienes, de este modo sabemos que a nuestra Archicofradía se le requisaron los pocos censos que poseía.
En el mes de noviembre de 1860 la Junta de Gobierno de la Archicofradía dio por aceptado los nuevos estatutos que fueron presentados para su aprobación a la autoridad eclesiástica, recayendo su aceptación el día 22 de abril del año siguiente. Estos Estatutos tuvieron una validez de tan sólo 36 años al producirse en 1891 la fusión con la Cofradía de Ánimas de Ciego y Azotes y Columna, y redactarse unos nuevos estatutos que fueron aprobados el 15 de enero de 1897.
El discurrir de la Archicofradía en la segunda mitad del siglo XIX, está enfocada principalmente en, su asistencia a los hermanos al final de sus días, fundamentalmente en el enterramiento de los mismos.
En este cabildo que hemos señalado, se nos informa igualmente que desde hacía muchos años no se realizaba ninguna salida procesional por la Archicofradía y pese al intento del hermano mayor del momento, se desistió de realizarlo este año porque “en vista de los muchos años que no se efectúa dicha procesión, y que sería preciso para adornar y restaurar la dicha efigie, unos gastos multiplicados, que por hoy le es imposible a la hermandad sufragarlos”.
La fusión con Azotes y Ánimas de ciego sirvió para revitalizar la Archicofradía, de este modo sabemos que en los dos años siguientes la imagen de la Vera+Cruz volvió a procesional por nuestras calles como nos relata la prensa de la época: “la imagen de la Vera+Cruz es una de las que más gustan en Málaga y son de muy buen efecto las bombas con luces entre los que se encuentra colocada la Virgen al pie de la cruz”. Pero la discontinuidad en la salida procesional fue una constante durante estos años.
No debió ser muy brillante la vida de la Hermandad cuando en el año 1913 se procede a una nueva fusión entre las ya fusionadas cofradías de Azotes y Columna, Ánimas de Ciego y Vera+Cruz con la Cofradía del Cristo de la Exaltación, radicada en la parroquia de San Juan desde mediados del siglo XVII. Con este se configuran definitivamente las Cofradías Fusionadas tal y como se conocen hasta finales del pasado siglo.
Durante los inicios del siglo XX la Virgen del Mayor Dolor, anteriormente titulada Ntra. Sra. de los Dolores, como ya hemos referido, no realizó salida procesional hasta el año 1919, ya el año anterior se publicaba por la prensa local los proyectos de la sección de la Virgen, consistentes en la realización de un nuevo trono procesional efectuado por el señor Barrabino, palio y ajuar de la Virgen. Los penitentes lucían hábito color blanco y capirote azul, completando los mayordomos su atuendo con la capa de color blanco y la Cruz de Malta bordada en el lateral izquierdo.
Con el paso del tiempo se fue aumentando los adornos y patrimonio de la sección de la Virgen con las cartelas laterales del trono, obras de Palma, así como candelería, ánforas, y otros objetos.
1921 es una fecha clave en la historia de nuestra Semana Santa, es el año de la fundación de la Agrupación de Cofradías y nuestras hermandades fueron partícipes en este acontecimiento siendo don José Benítez Ferreter uno de los firmantes del acta de constitución de la Agrupación. Pero esta firma tiene una peculiaridad, que se firma en nombre de tres hermandades: Hermandad de Azotes y Columna, Hermandad de la Exaltación y Cofradía de Ntra. Sra. del Mayor Dolor de la Santa Vera+Cruz.
En los años veinte, las Cofradías Fusionadas siguen un movimiento ascendente gracias sobre todo a la dedicación y esfuerzo de su Hermano Mayor Benítez Ferreter.
“España se acuesta monárquica y se levanta Republicana”; este hecho se vió reflejado en uno de los mayores contratiempos y pérdida que ha sufrido nuestro patrimonio histórico artístico, al igual que la persecución que de una forma inicialmente discreta y posteriormente de forma clara se produjo contra la Iglesia. Los luctuosos sucesos de mayo de 1931 afectan a nuestras cofradías de forma desigual. Fusionadas logra salvar casi todo su patrimonio, aunque sufriendo diversos daños en sus distintos Titulares. Todos estamos ansiosos de poder leer todo cuanto mi presentador, don José Jiménez ha investigado con referencia a este episodio luctuoso y triste de nuestra historia y que dentro de escasos días verá por fin la luz.
Como ya hemos dicho, nuestra hermandad gracias al valor y diligencia de sus dirigentes consiguió salvar gran parte de su patrimonio, lo que permitió que en la primavera de 1935 pudiera realizar su salida penitencial, aunque grandes cambios hubo en ello. Fue la primera vez que se procesionó al Cristo de Ánimas de Ciego sobre el trono de Azotes y éste fue acompañado por la Virgen del Mayor Dolor de la Santa Vera+Cruz; la salida se realizó desde la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, donde residía la Hermandad (el jueves 18 de abril).
En el período de la República, nuestras Hermandades se adecuaron a la legalidad vigente, como curiosidad diremos que se procedió a fundar una asociación, la Asociación “Cofradías Fusionadas”, cuyos estatutos se aprobaron el día 16 de abril de 1936 y fueron presentados ante el Gobernador Civil el día 18.
Tras la Guerra Civil, nuevamente se intenta resurgir de las cenizas, tras grandes esfuerzos nuestra Cofradía participa en 1940 en los desfiles procesionales, haciéndolo con el Cristo de Ánimas de Ciego y la Virgen del Mayor Dolor y de la Santa Vera+Cruz. Años más tarde, en 1944, se procederá a unir dos imágenes que proceden del tronco común de la Vera+Cruz, me refiero a la Virgen del Mayor Dolor y San Juan, pues este año el discípulo acompaña a la Madre en Sacra conversación.
Demos un salto en nuestra historia, la España de la posguerra, la de los planes de desarrollo, la de la invasión del turismo y vayamos al día 21 de julio de 1980, este día quedará para las Cofradías Fusionadas como uno de los más aciagos de su existencia, ese día aconteció un voraz incendio en la capilla del Cristo de la Exaltación que provocó la pérdida irreparable de las imágenes de la Virgen del Mayor Dolor y de San Juan, ambas como hemos dicho procedentes de la Cofradía de la Santa Vera+Cruz. Junto a ella desaparecieron igualmente las imágenes del Cristo de la Exaltación, Virgen de Lágrimas y Favores y la imagen de Santa Lucía.
Para reponer tan dolorosa pérdida se decidió encargar una nueva imagen de Ntra. Sra. del Mayor Dolor al imaginero hispalense Antonio Dubé de Luque, la cual fue bendecida el 25 de octubre de 1980. La nueva imagen de San Juan es obra del mismo imaginero y fue bendecida el 21 de marzo de 1982.
Una de las fechas más importantes para la historia reciente de la Cofradía de la Santa Vera+Cruz corresponde a la Cuaresma del año 1982, cuando con motivo de la exposición celebrada en el desaparecido Museo Diocesano de Arte Sacro “La Semana Santa malagueña en sus tronos e imágenes desaparecidas” se mostraba después de muchísimos años, los restos de la antigua imagen del Cristo de la Vera+Cruz. Es verdad que todos los que en algún momento nos acercamos a Fusionadas sabíamos que en el altillo de la capilla de Exaltación, tras superar lo que era la albacería de la Hermandad se encontraban estos restos, aunque sobre ellos se desplegaba un profundo silencio.
Esta exposición provocó en la hermandad un deseo de recuperación de su memoria histórica que pasaba por intentar recuperar la imagen del Santo Cristo. Para ello hubo que esperar hasta el año 1991 que se celebraba el centenario de la primera fusión. Tomándose entonces la decisión de encomendar tal labor al restaurador Óscar San José Márquez, por lo que la imagen hubo de viajar hasta Madrid, saliendo de nuestra ciudad el 21 de julio de 1990, tras un arduo trabajo se recuperó la imagen que hoy día veneramos, a semejanza de los hermanos que nos precedieron siglos atrás.
Uno de los momentos más felices que ha tenido nuestra Cofradía sucedió en la Cuaresma del año 1984, cuando por mediación del reverendo padre don Federico Gutiérrez, la Cofradía obtiene una de las reliquias del Santo Lignum Crucis que dicho sacerdote trae desde Roma. El Miércoles Santo Nuestra Señora del Mayor Dolor lució prendida la mencionada reliquia durante su recorrido procesional.
El 21 de enero de 1991, son aprobados por el obispado el anexo VI de nuestras normas estatutarias donde queda reflejada la salida penitencial que se realiza con el Santo Cristo de la Vera+Cruz, realizándose el ejercicio del Santo Vía Crucis. Sólo realizarán este acto penitencial 72 hermanos de vela y 40 portadores de la sagrada efigie. Hace sólo unos días se ha vuelto a practicar tan piadoso acto penitencial, el rezo del Vía Crucis por nuestra Archicofradía, siendo realizado de forma ejemplar; quizás haya influido en ello que en la actualidad es Mayordomo de la misma una mujer, siendo la primera vez que tal circunstancia se produce. Desde aquí quiero felicitar a la sección de Vera+Cruz y evidentemente a su Mayordomo.
Esta es una síntesis apretada de nuestra historia, y dado que se dice que la Historia es Maestra de la vida, quisiera hacer una valoración personal de algunos hechos, hechos que aunque ocurrieron hace siglos siguen siendo de rabiosa actualidad.
Veamos el caso de nuestros hermanos en cofradía Juan Vázquez, en este caso al ser elegido como mayordomo, desiste del desempeño del cargo alegando sus muchas ocupaciones, no podía o no quería servir a su cofradía y al resto de sus hermanos, para acallar su conciencia pagó a la Hermandad una determinada cantidad y de este modo la cofradía lo exonera de su obligación. Hoy cuantas veces se nos presentan situaciones en las que se nos pide nuestra cooperación y al igual que estos hermanos esgrimimos nuestros quehaceres, la falta de tiempo u otras excusas, y con cuanta frecuencia acabamos echando mano a la cartera para darle una solución airosa a nuestra negativa. Cuán débil es nuestro compromiso cristiano con nuestros hermanos, nuestros hermanos en Cristo, el mismo que por ti y por mi murió en esa cruz.
En otras ocasiones, como a nuestro antecesor Alonso de Gamarra, acabamos adorando a otros dioses. Gamarra fue condenado por la Inquisición por judaizante, cuantos de nosotros no ha sustituido a Dios por un nuevo becerro de oro, por el hedonismo o por la comodidad; nos hacemos un dios y una religión a medida, a nuestra medida, cómoda, sin compromisos, con una única regla, que no haya reglas, que pueda ser mudable y adaptable a mis necesidades.
Convertimos nuestros ritos en nuestra religión, el escaparte es lo importante, nos quedamos en la contemplación del oropel y el boato, y no nos atrevemos a pasar al interior, en la mayoría de las ocasiones por miedo al compromiso, miedo a la incomodidad, miedo…
Quizás debamos mirar y releer nuestra propia salida penitencial, observaremos que ésta se hace bajo el signo de la Cruz, desde su inicio hasta su final. Cada cruz que llevamos es un grito colectivo y aldabonazo que expresamos de forma conjunta.
La primera Cruz que nos mira es la Cruz guía. Todas nuestras salidas y actos se presiden por una cruz, la Cruz Guía, que mejor definición para esa cruz a la que seguimos, la que nos guía en nuestras vidas, la que como faro en la lejanía nos indica cual es nuestro camino, la que nos ayuda para sortear los peligros, la que nos ilumina en la claridad de la noche más oscura. Dejémonos guiar por esta cruz.
Tras esta cruz sigue la Cruz que remata nuestro Guión. Cruz de la bandera, cruz de nuestras insignias. Claramente ponemos nuestra corporación y nuestra cofradía bajo la luz de Jesucristo, sin ella no se entendería nuestra Hermandad. Todo gira en torno al misterio de la Cruz, lugar de martirio y muerte que para nosotros se convierte en fuente de vida.
Tras la cruz del Guión sigue la Cruz del Estandarte, estandartes que reflejan la imagen de nuestros titulares, de nuestros Cristos y Vírgenes, de las advocaciones a las que profesamos nuestra devoción, las que han calado en nuestro corazón y nos mueven y conmueven.
No debemos quedarnos en el anuncio, no debemos quedarnos parados ante el espejo que refleja una imagen, debemos tomar una actitud activa por lo que no sólo nos comprometemos a reverencia y adorar a la Cruz, sino que ésta ha de ser deseada por el cofrade para así identificarse con Cristo. La Cruz ha de ser para el cofrade glorioso blasón de su linaje y señal que le identifique como discípulo de su señor Jesucristo.
Portada con un paño humeral, en medio del cortejo aparece una pequeña cruz de madera en cuyo nudo se encuentra el santo Lignum Crucis, es la enseña de la Cofradía; la finalidad de las cofradías de la Vera+Cruz es la contemplación de los misterios de la Pasión y Muerte de Jesucristo. La Pasión se entiende como el momento culminante de Redención.
La cofradía no es una realidad solitaria, independiente y sin relación alguna. Por el contrario es una parte de la iglesia universal y como tal debe integrarse en la iglesia parroquial por ello integramos en nuestro cortejo la Cruz Parroquial, no es un elemento decorativo, con su manga y ciriales, es la expresión de nuestra pertenencia a una realidad de un ámbito superior.
Como digo, la Cofradía, y por extensión el cofrade es parte de la iglesia; el cofrade debe vivir en la sociedad de hoy con el ánimo decidido de estar presente y trabajar por ella, y en su calidad de creyente en Cristo dar testimonio con y en el desempeño de sus tareas cotidianas, transmitiendo los valores evangélicos de la verdad, la justicia y la fraternidad.
En su actuación diaria el cofrade ha de transformar el mundo, para ello necesitará de la fuerza que transmite la fe, la esperanza y la caridad, ha de mostrar a la sociedad y al mundo un estilo propio, el estilo que se deriva del Evangelio.
Los cofrades estamos llamados por la Iglesia a transformar nuestra sociedad desde dentro de ella, hemos de ser el fermento que desde dentro de la propia sociedad seamos capaces de transformarla.
Por ello el cofrade debe ocupar un lugar importante en la iglesia, su misión consiste en la de ser profeta de Dios en el interior de las estructuras de nuestra sociedad, debemos actuar en medio del mundo y procurar que nuestros hermanos descubran el valor humanizador y salvador del Evangelio. Debemos comunicarles la fe y dar a conocer a Cristo.
Ya hemos referido que nuestra Cofradía se honra en ser la primera en la defensa de la Pura y Limpia Concepción de María, es la Cruz del Sine Labe. María realiza de la manera más perfecta la obediencia de la fe. María acogió el anuncio y la promesa que le traía el ángel Gabriel, creyendo que nada es imposible para Dios. Durante toda su vida, y hasta la última prueba, cuando Jesús, su hijo, murió, su fe no vaciló. María no cesó de creer en el cumplimiento de la palabra de Dios. Por ello veneramos a María como la realización más pura de la fe.
Los hombres y me atrevería a decir que mucho más los cofrades, necesitamos de manifestaciones externas para llegar al significado de las cosas, pero esas mismas manifestaciones externas una vez generalizadas, nos cierran el paso hacia la comprensión del significado profundo de estas mismas cosas o realidades. No convirtamos la cruz en un objeto rutinario. Ella es el signo del amor de Dios a los hombres y el inicio de nuestra salvación.
Cristo, en la cruz, dio su propia vida para dar la vida al mundo. Gracias a esta muerte y a la gloriosa resurrección que la siguió, los creyentes podemos proclamar con alegría que hemos sido salvados. Éste es el núcleo de toda la verdad cristiana. Jesús con su muerte nos descubre que existe un Dios-Padre que nos ama entrañablemente y que todos los hombres de todos los tiempos y de todos los continentes somos hermanos. No podemos permitir que el egoísmo y el odio triunfen en una humanidad que ha sido salvada por el amor de Dios y la donación total de Jesucristo.
Acabo de decir que la Cruz es símbolo de la fidelidad cristiana. La cruz para los cristianos no es un símbolo de masoquismo, sino un símbolo de vida, de entrega, de amor y de fidelidad. Nuestra religión es una religión de vida, de salvación, de amor, de plenitud. Quien tenga un concepto triste o derrotista se equivoca, muy al contrario es alegre y sugestiva, aunque difícil porque es imposible el fruto sin el sudor, el triunfo sin el esfuerzo y la fidelidad sin la cruz; todo ello es rechazado hoy día por la sociedad en la que vivimos y nos puede resultar difícil vivir la fe cristiana, pero esta aventura vale la pena, pues llena de sentido nuestras vidas y se convierte en una fuente inagotable de felicidad.
Jesucristo, en la cruz, se convierte en el gran emblema del amor, amor que libera y salva. Jesucristo no nos salva de una forma mágica, sino experimentando en su carne el dolor, la angustia, la soledad y la humillación de la cruz. Pero Jesús no sufrió por sufrir, sufrió por amor, para liberar, para salvar y dar sentido al dolor del hombre.
La cruz remata los símbolos de poder, la corona y el cetro, pero sin embargo la cruz no es un signo de poder, sino de servicio a los más pobres y de solidaridad con los más necesitados. La cruz es una esperanza de salvación para todos los que sufren. La cruz es la culminación de una vida radical entregada a los demás, signo de generosidad y del perdón sin límites.
Jesús lo dio todo por nosotros. Si nos paramos a observarle durante el suplicio en la cruz, dio el máximo de cuanto podía dar, así vemos como da el perdón al Buen Ladrón y le concede el paraíso; a los que lo crucificaban les dio su perdón “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, con posterioridad nos dio su mas preciado tesoro, su Madre, “hijo he aquí a tu Madre”, para finalmente dar su vida por nosotros “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. La cruz es una fuente inagotable de vida para todos los que siguen a Jesús.
Todo pregón que se precie siempre se ve adornado por múltiples elementos poéticos a lo largo del mismo, pero quien os habla no es tan siquiera capaz de formar ni un simple ripio y mucho más tras leer el soneto atribuido a Santa Teresa, que expresa con muchos menos palabras todo el sentimiento de la cruz, con este soneto quiero terminar mi disertación a esta atípica exaltación de la Cruz

Soneto a Cristo crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

He dicho.

sábado, 17 de mayo de 2008

NATURALEZA DE LA ALEGRIA PERFECTA, SEGÚN SAN FRANCISCO DE ASÍS.

“Hermano León, ¿quisieras tú, te lo ruego, poner por escrito lo que no constituye la alegría perfecta? Ella no consiste en el renombre de santidad de nuestra Orden. Aunque todos nuestros Hermanos fueran capaces de devolver la vista a los ciegos, sanar a los paralíticos, arrojar a los demonios, hacer oír a los sordos, hacer caminar a los cojos, hacer hablar a los mudos, e inclusive resucitar muertos de cuatro días, escribe que allí no está la alegría perfecta.Si nuestros Hermanos supieran todas las lenguas y todas las ciencias, sobre todo la de las Escrituras, hasta el punto de poder anunciar las cosas que van a suceder y leer en las conciencias, escribe que en eso no consiste tampoco la alegría perfecta.Inclusive si nuestros Hermanos hablaran la lengua de los ángeles y conocieran todos los secretos de la naturaleza, allí tampoco está la alegría perfecta. Y aunque supieramos todos predicar hasta el punto de conducir a los fieles a creer mejor en Cristo, allí todavía no está la alegría perfecta.Ahora te voy a decir, Hermano León, qué es la alegría perfecta. Suponte que yo regreso de Perusa en una noche fría de invierno, cubierto de barro, aterido y desfalleciendo de hambre. Al llegar a nuestro convento de Santa María de los Ángeles, yo golpeo la puerta y uno de nuestros Hermanos se levanta de improviso de su lecho encolerizado y me grita desde adentro : ¿Quién eres?. Yo le respondo : “El Hermano Francisco”. Él me interpela , entonces, con viveza : “Eso es falso, yo no reconozco su voz.¡Vete! ¡Tú no eres más que un ladrón de limosnas y un mal imitador! Vete lejos, al asilo de los pobres, porque aquí no encontrarás lugar ni alimento”. Si yo insisto por un largo rato y él finalmente sale del convento, no para hacerme entrar, sino para hacerme caer en la nieve y golpearme con su bastón, y todo eso lo soporto con paciencia y en paz, pensando en los sufrimientos de Cristo bendito, escribe que en eso, Hermano León, consiste la perfecta alegría. Mira, de todos los otros dones del Señor, nosotros no podemos de ningún modo gloriarnos, porque no son ni para nosotros ni de nosotros. Pero en la cruz de la tribulación y de la aflicción, podemos alegrarnos, porque eso es un bien para nosotros. Por eso el apóstol Pablo declaraba que él no quería gloriarse de nada, sino de la cruz de Cristo (Ga 6, 14). ¡Qué alegría tan grande es, Hermano León, por consiguiente, la de comprobar en sí mismos la acción de la gracia divina que nos permite vencernos a nosotros mismos y soportarlo todo por amor a Cristo.”Florecillas 8 (traducción y adaptación del Hno. Bernard-Marie). Del libro “La Oración de los Humildes”. Ed. San Pablo.

martes, 13 de mayo de 2008

XVIII Consideraciones en torno a la Cruz (Por D. Francisco García Mota)

XVIII EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ.

CONSIDERACIONES EN TORNO A LA CRUZ

(Hermandad Sacramental y Reales Cofradías Fusionadas)


Francisco García Mota
Deán Santa I. B. Catedral. Málaga
1 de mayo 2.000

REGNAVIT A LIGNO DEUS

Introducción.

Estaba decidido.

Jesús no rechaza la cruz.

A Jesús le repugna la muerte.

Jesús se queja y el pueblo pide perdón.

Teología de la cruz: San Pablo.
Primeros cristianos.
San Juan de la Cruz.
Moore.

Invención de la Santa Cruz.

Exaltación de la Santa Cruz.

La cruz camino de salvación.

Representación de la Cruz.

Devoción a la Santa Cruz.

Hermandades de la Vera+Cruz

“En la Cruz está la vida” (Santa Teresa de Jesús)

Nuestra Procesión del Viernes Santo.


1.- Introducción:

Querido compañero Delegado Diocesano de Cofradías.

Querido amigo Hermano Mayor de las Cofradías Fusionadas.

Querido amigo del Cristo de la Vera+Cruz.

Hermanos todos.

Para mí fue un honor que pensaras Vds., en la designación de mi persona para este PREGÓN DE LA VERA+CRUZ. Fue una sorpresa y un reto.
Nunca pensé que podría ser “pregonero”, tal como se entiende en el mundo cofrade, por mi falta de experiencia en este aspecto. Pero a la vez esta sorpresa se convirtió en reto, ya que no sé decir No y menos a este grupo de amigos de las Cofradías Fusionadas.
Por otra parte creía que, mi doble condición de Sacerdote y educador, me incapacitaban para hacer este pregón que se me pedía. Como Sacerdote estoy inclinado a plantear mis predicaciones desde un punto puramente pastoral con el fin de conseguir un acercamiento de mis oyentes al Evangelio. Desde el punto de vista de profesor, mis planteamientos han sido siempre comunicar los valores fundamentales del hombre además de los contenidos de la asignatura impartida. Plantearme un PREGÓN A LA SANTA CRUZ superaba mi preparación.
Mi devoción a la santa Cruz siempre ha sido grande. Mi familia ha conservado, generación tras generación, una reliquia de la Santa Cruz, que hoy he querido poner sobre mi pecho para que me ayude a conseguir lo que me habéis pedido. Así que, pidiendo vuestra benevolencia, y confiando en la ayuda de Dios, os ofrezco estas reflexiones sobre la Santa Cruz.

2.- Estaba decidido:

El profeta Isaías, considerado el quinto Evangelista, había anunciado el misterio de la vida del Mesías; junto a su nacimiento había vislumbrado cómo sería su muerte, que se cumpliría en Jesús.
En el Capítulo 53 (1-12) explica la razón y manera de muerte a la que sería sometido:

2. “No tenía apariencia ni presencia
(le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos estimar.

3. Despreciable y desecho del hombre,
varón de dolores y sabedor de dolencias,
como uno ante quien se oculta el rostro,
despreciable, y no le tuvimos en cuenta.

4. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba
y nuestros dolores los que soportaba!
Nosotros le tuvimos por azotado,
herido de Dios y humillado.

5. Él ha sido herido por nuestras rebeldías,
molido por nuestras culpas.


6. …
Y Yahvé descargó sobre él
la culpa de todos nosotros.

7. …
Por las rebeldías de su pueblo ha sido herido.

3.- Jesús no rechaza la muerte:

Jesús sabía que era voluntad del Padre el morir para salvar al hombre. Así se lo comunica a sus discípulos, aunque con el rechazo de éstos, pero siempre comunicando la esperanza de que él resucitaría.

El Evangelista Marcos lo cuenta en los capítulos del 8 al 10:

“Comenzó Jesús a enseñarles que el Hijo del Hombre tenía que sufrir mucho y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes, y por los maestros de la Ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días”.

Pedro le quiere disuadir pero Jesús le reprendió diciendo:

“Apártate de mi Satanás”. (Mc 8, 31-35).

El mismo Evangelista (9, 30-37) nos presenta a Jesús planteando el mismo tema a los discípulos.

Ellos no entendían estas palabras, y tenían miedo de hacerle preguntas”.

En el cap. 10, 32-44 se reitera en el mismo mensaje:

“Como veis, ahora vamos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, que le condenarán a muerte y le entregarán a los extranjeros. Se burlarán de él, le escupirán, le golpearán y le matarán; pero a los tres días resucitará”.

4.- A Jesús le repugna la muerte, pero la acepta.

Jesús ha aceptado la muerte como voluntad del Padre. Así lo expresa en distintas ocasiones:

“Siento en este momento una angustia terrible, pero ¿qué voy a decir?.
Diré: Padre, líbrame de esta angustia.
¡Si para esto he venido!.
¡Padre, glorifica tu nombre!. (Jn 12, 27-28)

Se llevó a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentirse muy afligido y angustiado. Les dijo: Siento en mi alma una tristeza de muerte”. (Mt 26, 37 y Mc 14, 33).

(Jesús) se puso a orar de rodillas diciendo: Padre, si quieres líbrarme de esta copa de amargura; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. En esto apareció un ángel del cielo, que le daba fuerzas, en medio de un gran sufrimiento, Jesús oraba aún más intensamente, y el sudor le caía al suelo como gotas de sangre” (Lc. 22, 42-44).

Sin embargo, a pesar de la aceptación de Jesús, el sufrimiento es una gran carga y por eso hace suya la queja, que es oración, del Salmo 22: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?”. (Mt 27,46; Mc. 15, 34).

Ya el salmista vislumbraba el sufrimiento que el Mesías tenía que padecer:

“Dios mío, Dios mío,
¿Por qué me has abandonado?
¿Por qué no atiendes mi lamento?...
Pero yo no soy un hombre,
soy un gusano,
¡Soy el hazmerreír de las gentes!
…Como perros, una banda de malvados
me han rodeado por completo;
me han desgarrado las manos y los pies…
se han repartido mis ropas
y sobre ella echan suerte”.

(Salmo 22, 1-18)

5.- El Señor se queja y el pueblo pide perdón.

En el Ritual de los oficios del Viernes Santo se cantaba antes y hoy se puede seguir haciendo lo que se llaman los Improperios: son las quejas del Señor a su pueblo por sus infidelidades.

Cuando hoy contemplamos la Santa Cruz, parece que resuena en nuestros oídos aquellas quejas:

Popule meus, quid feci tibi? Pueblo mío, ¿Qué te he hecho?
Aut in quo contristavi te? ¿En qué te he contristado?
Responde mihi Respóndeme.

El Señor va dando razones de su queja

Quia eduxi te de terra Egyppti: ¿Por qué te saqué de Egipto
Parati crucem Salvatori tuo? preparaste una cruz para tu salvador?

Quid altura debui facere tibi ¿Qué otra cosa debí hacer por ti
Et non feci? y no lo hice
?

Esta queja del Señor se va repitiendo reiteradamente al recordarle al pueblo toda la protección que le fue proporcionando. Esta queja se va repitiendo como un eco que se va alejando pero que deja el sinsabor por las infidelidades a Dios:

Popule meus, quid feci tibi?....

Quid ultra debui facere tibi?

El pueblo reflexiona y reconoce su pecado, pide perdón

Agios o Teos…Sanctus Deus,
Agios ischyros…Sanctus fortis
Agios athanatos…eleison imas.
Sanctus inmortalis, miserere nobis
.

El pueblo sigue pidiendo perdón, con el salmo 50

Miserere mei Deus, seundum magnam misericordiam tuam.

Misericordia, Dios mío, por tu bonodad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa.
Tengo siempre presente mi pecado;
contra Ti sólo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

Oh Dios crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me dejes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Ahora podemos cantar con la liturgia de la iglesia:

Crucen team adoramos, Domine,
et sanctam resurrectionem team laudamus.
Ecce enim propter lignum
venit gaudium in universo mundo.

Señor, adoramos tu cruz,
y nos alegramos por tu santa resurrección.
Pues por la cruz
Vino la alegría al mundo entero.

6.- Teología de la Cruz

A los apóstoles no les fue fácil comprender el valor redentor de la cruz. Para ellos no era posible comprender que la muerte en cruz, muerte de esclavos y malhechores, tuviera el poder de redimir al hombre.

a) San Pablo es el primero que comprende el valor de la cruz y hace una verdadera teología de la cruz. En muchos pasajes de sus cartas expresa de manera clara este valor redentor.

Cristo no nos mandó a bautizar, sino a anunciar la salvación, y ello sin alarde de sabiduría, para no quitar valor a la muerte de Cristo en la cruz. El mensaje de la muerte de Cristo en la cruz parece una tontería a los que van a la destrucción, pero es poder de Dios para los que vamos a la salvación (1 Cor 1, 17-18).

En cuanto a mí, de nada quiero presumir sino de la cruz de N.S. Jesucristo. Pues por medio de la Cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo. (Gal 6, 14)

Cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo. (Col. 1, 20).


b) Los primeros cristianos así lo comprendieron también.

San Juan Crisóstomo, en un sermón exclama y dice:

La cruz es esperanza de los cristianos, resurrección de los muertos, guía de los ciegos, báculo de los cojos, consolación de los pobres, freno de los ricos, destrucción de los soberbios, tormento de los malos, …La cruz es padre de los huérfanos, defensión de las viudas, consiliario de los justos, descanso de los atribulados, guarde los pequeñuelos,…La cruz es pregón de los profetas, predicado de los apóstoles, gloria de los mártires, abstinencia de los monjes, castidad de las vírgenes y alegría de los sacerdotes. La cruz es fundamento de la Iglesia, destrucción de los ídolos, escándalo de los judíos, fortaleza de los flacos, medicina de los enfermos, pan de los hambrientos, fuente de los sedientos y abrigo de los desnudos.

Y San Juan Damasceno:

La cruz es nuestro escudo y nuestra arma, y nuestro trofeo contra el demonio. La cruz es la señal que tenemos para que el ángel destructor no nos toque ni entorpezca. La cruz levanta a los caídos, tiene a los que están en pie, sustenta a los flacos, rige a los pastores, es guía de los que comienzan, y perdición de los que acaban, y salud del alma y del cuerpo, destrucción de todos los males, y raíz y causa de todos los bienes, muerte del pecado y árbol de la vida y fuente de nuestra bienaventuranza.

San Andrés de Creta, obispo. También trata del mismo tema
(Breviario IV tomo, 14 Sept, lecc 2ª).

c) Los Místicos:

San Juan de la Cruz, se expresa de la siguiente manera:

Esto es, debajo del fervor del árbol de la cruz, que aquí es entendido por el manzano, donde el Hijo de Dios redimió, y consiguientemente a cada alma, dándole él gracia y prendas por ello en la cruz. Y así dice:
Allí conmigo fuiste desposada;
Allí te di la mano (Cántico 23, 3).

Porque tu “madre”, la naturaleza humana, fue violada en tus primeros padres debajo del árbol, y tu allí también debajo del árbol de la cruz fuiste reparada. De manera que si tu “madre” debajo del árbol te dio la muerte, yo debajo del árbol de la cruz te di la vida…Lo que en esta canción se contiene a la letra, dice el mismo Esposo a la esposa en los cantares:
Sub arbore malo suscitavi te
Ibi corrupta es mater tua
Ibi violata est genitrix tua (Cántico 23, 5)

d) Autores modernos:

En 1.994, Charles Moore, director del “Daily Telegraph”, convertido al catolicismo desde el anglicanismo, escribió:

No rezo mucho a la Virgen, porque en mi formación protestante ha sido un poco descuidada, y rezo también poco a Dios Padre. Cuando quiero hablar con Dios, hablo con Jesús en la cruz; no logro hacerlo con Dios porque no lo puedo imaginar….La cruz puede parecer una imagen muy dura, pero es el centro del cristianismo. Y cuando hablo de Jesús en la cruz pienso siempre que ha resucitado. Precisamente porque vivo en el mundo, me siento más cercano a la cruz, que es rostro de la máxima humanidad de Dios.

Por eso con la liturgia podemos cantar:

Crux fidelis, inter omnes Arbor una nobilis:
Nulla silva talem proferí, fronde, flore, germine:
Dulce lignum, duce clavos,
Dulce pondos sustinet.

Sola digna tu fuiste Sola tu fuiste digna
ferre mundi victimam: de recibir la Victima del mundo:
atque portum praeparare y preparar puerto seguro
arca mundo naufrago; al pobre náufrago
quam sacer cruor perunxit, rociado con la Sangre
fusas Agni corpore del divino Cordero.

Punge lingua gloriosi Lauream certáminis
et super crucis tropaheo dic triunphum nobilem:
Qualiter Redemptor orbis Immolatus vicerit.

Ecce lignum Crucis
in quo salus mundi pependit.
¡Venite adoremus!

7.- Invención de la Santa Cruz y los clavos.

Según nos cuenta la historia, Constantino, emperador de Roma, vió al mediodía, en el cielo, una cruz con la inscripción “In hoc signo vinces”.
A partir de este momento el emperador tuvo una gran devoción a la Santa Cruz. Por ello mandó: quitar el águila del guión y estandarte imperial y cambiarlo por la cruz, acuñar monedas y poner el globo del mundo culminado con la cruz en la mano derecha de todas sus estatuas. Constantino también estableció que ningún malhechor fuera desde entonces ajusticiado en cruz. Porque la cruz, de ser el más vil e ignominioso suplicio, se había convertido en gloria y corona de los reyes, y escudo y defensa de la República cristiana.
Elena, la madre de Constantito, asumió también la gran devoción a la santa cruz. Una vez terminado el Concilio niceno, fue a Jerusalén para buscar la cruz del Señor. Por unos judíos supo que la tradición era enterrar los objetos de la condena junto a los cuerpos de los ajusticiados. Por otra parte encontró que sobre el sitio en que fue enterrado Jesús se había construido un templo a Venus, para que los cristianos no pudiesen venerar aquel lugar. Elena mandó destruir este templo pagano y excavar el lugar. Allí encontró tres cruces, los clavos y el letrero que estaba en la cabecera de la cruz de Jesús pero separada de ella. Fue un momento de emoción a la vez que de desilusión. ¿Cuál de ellas era la cruz que buscaba?. Macario, patriarca de Jerusalén le insinuó que llevara algún enfermo y lo pusiese en cada una de las cruces, si sanaba en una de ellas, esa era la del Señor. Así se hizo y se descubrió la cruz bendita. Muchos otros milagros nos cuentan Rufino, Paulino, Nicéforo y otros.
Santa Elena mandó construir en aquel lugar un gran templo, donde dejó embellecida, un gran trozo de Cruz. El resto la mandó a su hijo, el Emperador, que construyó en Roma una basílica que aún lleva el nombre de Santa Cruz en Jerusalén.

(Datos tomados de la “leyenda de oro”. Año Cristiano).

De la devoción a la Santa Cruz en Jerusalén da testimonio Egeria, monja gallega que peregrinó a tierra santa, a fines del siglo IV.
Y según la tradición, como cuenta San Paulino, del pedazo de cruz que se quedó en Jerusalén, por mucho que se repartía a los peregrinos que venían a ella, nunca se disminuía ni menoscababa, antes con un perpetuo y continuo milagro siempre se hallaba tan entero, como si no se hubiese cortado nada de él. Las palabras de San Paulino son éstas.

La cruz siendo de un madero que no tiene sentido, parece que tiene una virtud viva, que de aquel tiempo acá de tal manera se deja partir para cumplir con el deseo de innumerables hombres, que no siente disminución y queda como si no la hubiesen cortado; de suerte que es divisible para aquellos a quienes se reparte y queda entera para aquellos que la adoran y veneran.

La fiesta de la Invención de la Cruz, día 3 de Mayo, ya fue muy apreciada, en el siglo IX, por los monjes y, en especial, por el celebre Alcuino de Cork, el monje que trajo Carlomagno a Aquisgrán y que consiguió lo que se ha llamado “Renacimiento carolingio”. Alcuino escribió un Oficio completo para esta fiesta pues consideraba a la Cruz instrumento de Salvación.

Después de estos relatos, de nuevo, con la liturgia podemos ir cantando:

1. Vexilla Regis prodeunt: Tremolan las banderas del rey
Fulget crucis misterium, brilla el emblema de la cruz,
qua vita mortem pertulit, en el cual la vida recibió la muerte,
et morte vital protulit. y con su muerte dio la vida.

2. Quae, vulnerata lanceae Al ser ella herida por la punta
mucrone diro, criminum de la lanza impía, para lavarnos
ut nos lavaret sordibus, de las torpezas todas de los crímenes,
manavit unda et sanguine. manó sangre con agua.

3. Arbol decora et fulgida Oh árbol bello y refulgente,
ornata Regis purpura hermoseado con la púrpura del Rey,
electa digno stipite escogido del más digno tronco
tam sancta menbra tangere para tocar los santos miembros.

4. Beata cuius brachiis Dichoso tu, de cuyos brazos,
pretium pependit saeculi hecho balanza de su propio Cuerpo,
statera facta corporis estuvo pendiente al rescate del mundo
tulitque praedam tartari y arrebató la presa al infierno.

5. O Cruz, ave, spes unica, Salve, oh Cruz, esperanza única
Hoc, passionis tempore en este santo tiempo de Pasión
piis adauge gratiam aumenta a los justos la gracia
reisque dele crimina y a los pecadores borra el pecado.


San Juan de la Cruz aplica a la Cruz el texto del Cantar de los Cantares (7, 8-9):

Tu talle se parece a la palmera,
tus pechos a los racimos.
Me dije: subiré a la plamera,
Recogeré sus frutos.
Sean tus pechos como racimos.
Me dije subiré a la palmera,
recogeré de sus frutos

8.- Exaltación de la Santa Cruz:

Cosroes, rey de Persia (590-628), tomó Jerusalén y la saqueó. Entre otros objetos preciosos, se llevó el trozo mayor de la Cruz que Santa Elena había dejado en Jerusalén. Corroes, aunque pagano, conservó, con respeto el trozo de la Santa Cruz y no permitió que se sacara del estuche en el que se guardaba. Los persas la respetaron siempre sobrecogidos de una especie de sagrado terror, pensando que el Dios Cristiano había llegado a su país.
Heraclio, emperador de Oriente (610-641), quiso liberar a los cristianos orientales del poder del rey de Persia. Emprendió una campaña hasta el interior de Persia. Derrotó a Corroes, que huyó hasta Salónica, donde su propio hijo, Sisroe, le encarceló y allí murió. Sisroe pensaba que la derrota de su padre se debía a las vejaciones causadas contra el pueblo que consideraba protegido por el verdadero Dios. Quiso hacer la paz con los romanos. El emperador Heraclio le exigió como condición la devolución de la reliquia de la Sta. Cruz. Así se consiguió. Heraclio quiso llevarla personalmente a Jerusalén. En esta ciudad, el Emperador vestido de las galas reales, quiso llevar la reliquia desde la puerta de Jerusalén hasta el Calvario, pero se vio impedido y no podía dar un paso. El Patriarca Zacarías le manifestó que este impedimento se debía a que la cruz no se podía portar con tanta riqueza. El Emperador se visitó de sayal de pobre y así pudo portar la sagrada reliquia hasta el Calvario, de donde había sido robada. Se decretó que, cada año, en ese día, el 14 de Septiembre, se celebrara la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Este día la Iglesia recuerda las palabras de San Pablo:
Cristo a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; Al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz” (Fil. 2, 6-8).
La misma Iglesia canta en el Prefacio de la Misa esta fiesta:
“Porque ha supuesto la salvación en el árbol de la Cruz, para que donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida, y el que venció en un árbol, fuera en un árbol vencido”.

9.- La Cruz camino de salvación:

Sin la cruz no hubiera habido salvación.

Regnavit a ligno Deus DIOS REINÓ DESDE LA CRUZ

El Señor se valió de diversos medios para que los hombres comprendieran que sin cruz no hay salvación.

Se cuenta que una de las Sibilas lo pronosticó cuando dijo: “oh lignum felix, in quo Deus pependit” (Oh dichoso madero en el cual el mismo Dios estuvo clavado), y ordenó que los egipcios, en sus letras jeroglíficas, por la cruz significasen la salud y la vida verdadera.
Por otra parte Sócrates escribe que derribando los cristianos el templo de Zarpáis, hallaron en las piedras de los cimientos esculpida la señal de la santa cruz y que muchos gentiles se movieron a hacerse cristianos por haber contemplado este prodigio.

Justiniano escribe: “Tú fuiste crucificado, Cristo Dios nuestro, siendo una de las Personas de la Santísima Trinidad, y por la muerte has aplastado la muerte. Glorificado con el Padre y el Espíritu Santo ¡Sálvanos!.

El catecismo de la Iglesia Católica en nº 617 dice:
Sua sanctissima passione in ligno crucis nobis iustificationem meruit (Con. De Trento D. S. 1529). Subrayando el carácter único del sacrificio de Cristo como “causa de salvación eterna” (Hebreos 5, 9). Y la Iglesia venera la Cruz cantando: O cruz, ave, spes unica/ salve, oh cruz, única esperanza (del himno del Vexilla Regis).

En el nº 618 dice: Fuera de la cruz no hay otra escala por donde subir al cielo (de Sta. Rosa de Lima).

Y en el nº 550, se dice. Por la cruz de Cristo será establecido el Reino de Dios: Regnavit a ligno Deus (Dios reinó desde el madero de la cruz. Es tomado del himno de Vexilla Regis).
Cruz con Cristo crucificado:


10.- Representación de la Cruz:

Cruz sin crucifijo:


En los primeros siglos no se representa la Cruz por doble motivo: eran perseguidos los que seguían a Jesús y también por miedo a la profanación. Esto último se ve en el Palatino donde se representa a Jesús crucificado con cabeza de asno y un hombre delante de él; alrededor está escrito en griego: “Alexámenes adora a su Dios”. Por estas razones los cristianos representaban simbólicamente a Jesús crucificado. Así aparece el áncora, con un trozo transversal en anilla, o tridente, en el que se atravesado un pez (Jesús).
En la liturgia sirio-caldea se colocaba una cruz mirando hacia el oriente y se oraba mirando hacia allí. Narsai de Nisibe (año 450) habla de una cruz puesta sobre el altar durante el Santo sacrificio.
En Occidente se comenzó a utilizar la cruz en la ceremonia de procesiones estacionales. El Papa, cada región y cada Instituto tenía la suya.
Carlomagno (año 800), cuando fue coronado emperador regaló al Papa una riquísima cruz procesional con la inscripción: quam almificus Pontifex in litania praecedere constituit secundum petitionem ipsius piissimi imperatoris”.
En un fresco de la basílica de San Clemente (s. XI) representando el traslado de las reliquias del santo, vemos una procesión, en la que destaca la cruz estacional del Papa con otras tres cruces procesionales.
La Cruz procesional se descomponía en dos partes: el asta y la propia cruz, que se colocaba sobre el altar al llegar a la Iglesia.
La primera representación sobre el altar se halla en una miniatura del siglo X.
En un fresco, de la basílica de San Lorenzo, en Roma (S. XIII), se encuentra una cruz en el centro del altar entre dos candelabros.
Inocencio III (+1216), advierte “Inter dua candelabro in altare Crux collocatur media”.

Cruz con Cristo crucificado:

Al principio se veneraba sólo la cruz porque repugnaba ver a Jesucristo colgado de la cruz como un malhechor.
La cruz con el crucificado aparece por primera vez representado en un marfil de técnica robusta que se conserva en Londres.
En Santa Sabina de Roma aparece un tosco panel de la puerta de madera.
En occidente hay una reacción, por ir en contra de la herejía monofisita (Jesús sólo hombre) y aparecen los Cristos cubiertos con el “Colombium” o túnica. Así lo vemos en el crucifijo del Evangeliario Rabula, siglo VI, y en el baldaquino de San Marcos de Venecia (s. VI), donde hay una cruz con un cordero en vez de Cristo.
A partir del siglo X, el Cristo del crucifijo aparece desnudo, por exactitud histórica y por la piedad hacia Cristo “oprobium hominun et abiectio plebis”. A veces se representa en majestad (s. XI), con la cabeza erguida, con corona real, apoyando los pies en una peanilla, conforme a la frase litúrgica “Regnavit a ligno Deus”.
Desde el s. XIII, por influencia de San Francisco de Asís, prevalece el elemento doloroso y realista: Cristo representa toda la ruina de su humanidad: cabeza caída sobre el hombro, ojos cerrados, costado rasgado, los pies uno sobre otro; es un “vir dolorum” del profeta.
Es un Cristo que padece acerbamente, con terribles dolores físicos y psíquicos en su pasión y muere, abandonado de todos, en el patíbulo de los infames, de los malhechores, en una cruz.

11. Devoción a la santa Cruz

El “Ecce Lignum Crucis” penetró en la liturgia por influencia del popular relato de Rufino de Aquitania, en el siglo IV. Ya se cantaba en el siglo X en la liturgia. Se fomentó esta devoción por la explosión de fe y del recuerdo vivo de Cristo que siguieron los cruzados.
En la Liturgia romano-mozárabe (España) se adornaba la cruz en las ceremonias del Viernes Santo, según el “Liber Ordinum”, avalado por el Concilio IV de Toledo.
Por otra parte, entre los cristianos, se comenzó a utilizar la Señal de la cruz como devoción. San Cipriano recuerda lo que su maestro Tertualino declaraba: “En todos los pasos que damos, en nuestras entradas, en nuestras salidas, cuando nos calzamos, cuando nos lavamos y nos ponemos a la mesa, cuando nos sentamos y nos traen lumbre, y nos acostamos, y finalmente en todas nuestras acciones, continuamente hacemos la cruz en la frente”.
Y San Efrén dice: “Pintamos en nuestras puertas y en nuestras frentes, en la boca, en el pecho, en todos nuestros miembros la vivífica señal de la cruz, armémonos con esta armadura impenetrable de los cristianos, porque la cruz es la victoria de la muerte, esperanza de los fieles, luz del mundo, llave del paraíso, cuchillo de los herejes, ayuda de los monjes, esfuerzo de la fe de los católicos.
San Francisco de Asís, cuando estaba muy enfermo, en un momento en que el dolor alcanzó alturas tan insoportables, se encorvó completamente sobre sí hasta tocar la frente con las rodillas. Fray Maseo le dijo: Hermano Francisco, no hay medicina humana que pueda aliviarte ¿Quieres que leamos la palabra evangélica, que tanto te consuela?. Francisco calló, luego dijo: No; no hace falta. Conozco a Cristo pobre y crucificado y eso me basta. Fray León le dijo: Hermano Francisco, piensa también en Cristo Resucitado; ese recuerdo consolará, sin duda, tu alma. Francisco respondió: “Los que no saben de Crucificado, no saben nada del Resucitado. Los que no hablan del Crucificado tampoco pueden hablar del Resucitado. Los que no pasan por el Viernes Santo, nunca llegarán al Domingo de Resurrección”.
San Francisco se gloriaba, como Pablo, sólo en la cruz de Cristo y como nadie penetró en el “Misterio de la Cruz”.
Francisco enseñó a sus frailes, que aún no sabían rezar el Oficio, a que rezaran la siguiente jaculatoria: “Adorémoste, Cristo, en todas las Iglesias que hay en el mundo, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo”.

Todo lo referente a la Pasión de Cristo y hacia la Santa Cruz, se potencia en manos de la Orden franciscana, ya que por donde quiera que iba sembraba el amor a la cruz como enseña de nuestra feliz resurrección.

12. Las Hermandades de la Vera Cruz

Por la devoción de San Francisco a la cruz, en todos los conventos franciscanos que se creaban, allí nacía una Hermandad a la Vera Cruz.
En Valladolid se crea un convento, año 1210, a petición de Doña Berenguela, hija de Alfonso VIII, “el de las Navas”. Allí surgió una Hermandad de la Santa Vera Cruz, que daba culto a una reliquia del “Lignum Crucis”.
También se sabe de la Cofradía de la Vera+Cruz, de Santo Toribio, en Liébana (Santander), creada a mediados del siglo XII por los cuatro Obispos de León, Palencia, Oviedo y Burgos.
El 15 de Marzo de 1208, se consagra en Segovia, la Iglesia de la Vera Cruz, de los templarios “del Septentrión” de Segovia, a quienes el Papa Honorio III le concedió una reliquia del “Lignum Crucis”.
Después de la batalla de las “Navas de Tolosa”, 1212, y el avance de la conquista hacia Andalucía, se fueron creando conventos franciscanos y también Hermandades de la Vera Cruz. Así, en Granada, Córdoba, Jaén, Baeza, Vélez-Málaga, Málaga, Andujar, etc. En todas las Iglesias franciscanas se crean capillas bajo la advocación de la Vera Cruz. Era la contraposición del signo de la cruz frente a la “Media Luna” del Islam. Así nos lo recuerda el Lic. Escudero de la Torre:
“Después de que el rey Don Alonso VIII, año 1212, en aquel milagroso vencimiento de la Batalla de las Navas de Tolosa, rompió la cadena mahometana los miserables eslabones…mas que con alientos humanos, con la cabeza de que aquel sagrado Madero, en cuyos brazos dexó el poder de los soyos depositado el Soberano Monarca a los cielos, agradecida la piedad cristiana, multipliquen en numerosos templos la veneración de la Santa Cruz”.

Las Hermandades de la Vera Cruz en nuestra diócesis:

El año 1326, el Infante Don Juan Manuel lucha y vence a los moros cerca de Antequera. En el día de la batalla:

e tomó la espada Lobera, que en aquel tiempo era suya, e besola en remembranza de la Cruz en que Nuestro Señor puso sus espaldas e fiso una oración: ‘Señor, miémbrese de mi e de los christinos que aquí son ayudados por loor e reverencia en la sancta Vera Cruz que Jhesu Christo tomó muerte e pasión en el Monte Calvario”.

Después de la Reconquista en casi todas las Iglesias estaba constituida la Hermandad de la Vera Cruz. Así en Coín, Antequera, Vélez, Estepota, Málaga, etc.
Málaga capital se conquista el 18 de Agosto de 1487. En la procesión de entrada parece que ya venía un “Lignum Crucis”.
En 1488, en los libros de Reparticiones se habla de los “frailes de la Vera Cruz”.
Posteriormente se crea el Hospital de Santa Ana y allí se establece la Hermandad de la Vera Cruz, que luego se trasladará al Convento franciscano de San Luis el Real. De ella nacen (con hermanos de luz y penitencia):
- La Hermandad subsidiaria de San Juan Evangelista (1644).
- La Hermandad del Santo Sudario de la Vera Cruz (1642)
- La Esclavitud Dolorosa de Ntra. Sra. De la Vera Cruz (1647)
- La Hermandad del Crucificado de la Vera Cruz (1647).
Esta última Hermandad con 72 hermanos.

Desde 1921 radica en la Parroquia de San Juan, fusionada a la de Azotes y Columna, ánimas de Ciegos, Ntro. Padre de la Exaltación.

Después de todo este recorrido por la historia y sentido de la Cruz de Jesucristo, quiero terminar con una poesía de Santa Teresa de Jesús, titulada

12.- EN LA CRUZ ESTÁ LA VIDA

En la cruz está la vida
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
En la cruz está "el Señor
de cielo y tierra",
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra.
Todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
De la cruz dice la Esposa
a su Querido
que es una "palma preciosa"
donde ha subido,
y su fruto le ha sabido
a Dios del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
Es una "oliva preciosa"
la santa cruz
que con su aceite nos unta
y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz
con gran consuelo,
que ella sola es el camino
para el cielo.
Es la cruz el "árbol verde
y deseado"de la Esposa, que a su sombra
se ha sentado
para gozar de su Amado,
el Rey del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
El alma que a Dios está
toda rendida,
y muy de veras del mundo
desasida,
la cruz le es "árbol de vida"
y de consuelo,
y un camino deleitoso
para el cielo.
Después que se puso en cruz
el Salvador,
en la cruz está "la gloria
y el honor",
y en el padecer dolor
vida y consuelo,
y el camino más seguro
para el cielo.

Nuestra procesión del Viernes Santo:
Y ahora acompáñenme en una madrugada del Viernes Santo.
Apenas se ha dormido. Van a dar las seis de la mañana. Todo son nervios.
Vamos a comenzar nuestro acto de fe, en compañía de nuestro Cristo de la Vera Cruz.
Se oye la voz del mayordomo.
Los hombros se pegan a los varales.
Toca la campana. Se levanta el trono. Silencio.
Desde fuera de la puerta se divisa ya la figura de nuestro Cristo.
Silencio. Emoción. Se contiene la respiración. Más silencio.
Comienza nuestro procesionar: luces encendidas, se lee la Palabra de Dios que suena a dolor, entrega, sacrificio por la salvación de los hombres.
Seguimos caminando. Algunos curiosos se paran y observan, respetan el silencio. Se sigue caminando y meditando en la Palabra.
En Puerta del Mar algunos vuelven de las procesiones que ya se han recogido. El silencio se perturba, pero se dan cuenta de nuestro caminar y de nuevo silencio. Calle de Larios, Strachan, Molina Lario, Císter. En nuestro caminar devoto llegamos a la Catedral. Un Canónigo, el Deán, revestifo de su hábito coral, nos recibe en la puerta y se une al cortejo.
Comienza el Via Crucis. Primera Estación. Comienza la reflexión sobre la Palabra Evangélica, se reza, y suena el canto gregoriano. Se recuerda el camino de Jesús hacia la muerte: condenado a muerte, cae bajo el peso de la cruz, el Cirineo le ayuda a llevar la cruz, se encuentra a las mujeres buenas de Jerusalén, se reparten su ropa, le clavan en la cruz, nos entrega a su madre en el apóstol Juan, muere, es llevado a la sepultura.
Parece que todo ha terminado. Pero no es así. Llegamos frente al "Monumento". Todos nos ponemos de rodillas. La emoción nos invade. cristo que murió está allí en la Eucaristía: ¡Te adoramos los fusionados; estamos aquí, creemos en tu Resurrección. Habías muerto pero has resucitado; estás aquí. Te adoramos, Señor!.
De nuevo se pone en marcha el cortejo. Silencio. Se oy el canto gregoriano. Nuevas emociones. Ya es de día, huele a azahar. La Palabra de Dios que se lee nos habla de triunfo, de resurrección.
Vamos contentos. La cruz ya no es símbolo de muerte sino de vida.
Celebramos la Pascua. Es Pascua florida.
Ahora es LA CRUZ DE MAYO que adornamos con flores.
Ya la cruz no es señal de muerte de esclavos. Es señal del triunfo del Hijo de Dios sobre el pecado y la muerte. La Cruz es nuestra señal.
¡CRISTO HA RESUCITADO!


Noticias




El día 1 de mayo y tras las Consideraciones en torno a la Cruz, esta mayordomía hizo entrega a de un recuerdo a dos periodistas, que desde nuestros inicios y de forma desinteresada (puesto que ellos no cubren noticias de Semana Santa y son ellos quienes expresamente piden cubrir el Vía Crucis del Stmo. Cristo de la Vera+Cruz) nos vienen acompañando y contando a Málaga nuestra Estación Penitencial. Muchas gracias a Juanmi y David.

jueves, 1 de mayo de 2008

ESTAUROTECAS (XXII) (Por Pedro Matías)


Estauroteca de Jaucourt (Museo del Louvre, París)Se trata de un relicario formado por dos partes de distintas épocas; la principal es el relicario de origen bizantino del siglo XII ó XIII en el que se guardaba el Lignum-Crucis en forma de cruz patriarcal. La reliquia se cubre con una tapa en la que figura una cruz griega. Todo este conjunto está realizado en plata y cobre dorados, esmaltes y cabujones y presentan grabados con figuras de ángeles y santos.La segunda parte fue posiblemente realizada en la región francesa de Champaña sobre el 1330. Es una base rectangular, sobre la cual hay dos ángeles que sustentan el relicario. Está realizado igualmente en plata y cobre dorados, esmaltes y cabujones. La base tiene seis patas que son figuras de leones.La estauroteca, que proviene de la iglesia de Jaucourt (Champaña-Ardenas), fue adquirida por el Museo del Louvre en 1915 y está expuesta en el ala Richelieu de este museo.